Salud y Belleza

La hepatitis sigue siendo un peligro: ¿cómo actuar ante esta enfermedad?

A la lista de vulnerabilidad se añaden los trabajadores sexuales, pacientes que reciben hemodiálisis con catéteres y agujas contaminadas
27.07.2022

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Náuseas, pérdida de apetito, vómitos, fiebre, coloración amarillenta en la piel y mucosas, debilidad corporal y malestares frecuentes en la zona abdominal suelen ser los principales síntomas de un virus que desde mucho antes del covid-19 ya representaba un peligro para la salud: La hepatitis.

En ocasión al Día Mundial contra la Hepatitis, que se celebra cada 28 de julio, la información se vuelve cada vez más valiosa. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que el 57% de los casos de cirrosis hepática y el 78% de los casos de cáncer primario de hígado son causados por la hepatitis B y C.

La doctora Diana Varela, médico internista con subespecialidad en Infectología, hace énfasis en la separación de la tipología. “Las hepatitis virales son las A, B, C, D y E. La A y E se dan a través del agua y alimentos contaminados, mientras que la B, C y D son infecciones de transmisión sexual”, informa.

Dentro de este último grupo, la especialista advierte que los factores de riesgo respecto al contagio son mayores entre aquellos que mantienen relaciones sexuales sin protección -sobre todo entre hombres-, practican la promiscuidad y consumen drogas intravenosas.

A la lista de vulnerabilidad se añaden los trabajadores sexuales, pacientes que reciben hemodiálisis con catéteres y agujas contaminadas, personas que se hacen tatuajes con objetos y tinta infectada, y empleados de la salud que están en contacto con sangre y secreciones contaminadas.

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Los factores de riesgo en torno al contagio son mayores entre aquellos que mantienen relaciones sexuales sin el uso de métodos anticonceptivos de barrera (preservativos).

¿Cómo actuar?

En cuanto a la gravedad de la hepatitis, Varela advierte que “las infecciones A y E suelen ser menos graves; se autolimitan y rara vez causan complicaciones. Pero las del tipo B y C, de no vigilarse y tratarse a tiempo, pueden volverse crónicas y finalmente causar cirrosis o cáncer de hígado”.

Por supuesto, la vacunación es clave. En los centros de salud se aplica la vacuna contra la hepatitis B a las embarazadas, y en los hospitales donde se atienden los partos se les suministra a los recién nacidos dentro de las primeras 24 horas.

De igual manera, está disponible para empleados de la salud y otros grupos de riesgo. La vacuna contra la hepatitis A es para todos los niños mayores de un año.

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Las hepatitis A y E causan ictericia, dolor abdominal, diarrea, fiebre, náuseas y vómito.