Una brasileña, considerada una de las mujeres más ancianas del mundo, confesó que no estuvo con hombres “por miedo” de que no le gustara a su padre.
“Mi felicidad no está en los hombres”, dijo y agregó que sus más fieles compañeros son una imagen de San Francisco y una radio.
Margarida Alexandrina de Oliveira tuvo tres hermanos, que ya fallecieron, al igual que sus padres, y vive con la esposa viuda de uno de sus hermanos, en la ciudad de Cruzeiro do Sul, en el interior del estado amazónico de Acre.