El camarón, uno de los manjares de la gastronomía marítima, constituye uno de los principales pilares de la economía del sur de Honduras. Actualmente tiene una industria constituida por 252 proyectos de camarón cultivado entre artesanales, pequeños y medianos productores, así como empresas de mayor extensión, con un área de espejo de agua de 18,500 hectáreas, de las cuales 12,500 se encuentran en producción.
Estas unidades productivas generan un promedio anual de 30 millones de libras exportables y 27,000 empleos directos e indirectos, de los cuales un 38% son mano de obra femenina, beneficiando alrededor de 160,000 personas. Los mercados de destino de la producción de camarón producido en el sur del país son Estados Unidos, Europa, México y Centroamérica. Y no es para menos, el camarón hondureño es apetecido por su gran calidad, que se debe al procesado que se realiza con los altos estándares de esta industria. Choluteca y San Lorenzo cuentan con destacadas empacadoras de camarones que debido a su mano de obra e instalaciones tienen sendas certificaciones internacionales. El proceso del cultivo de camarón en el sur arranca en los grandes estanques, situados en un estuario o cerca de la costa, para asegurar una fuente cercana de agua salada.
Es en etapa en donde se dedica a la reproducción de larvas y alimentación de las mismas hasta que estas alcanzan las medidas necesarias para ser procesadas. El producto se lleva vivo a la planta de preproceso, donde se separa de cualquier elemento ajeno al camarón, y se carga inmediatamente a unas tinas con hielo, las cuales son transportadas a las plantas de proceso, donde es clasificado y seleccionado de acuerdo a su talla y calidad. El camarón es empacado entero o sin cabeza, según las preferencias de sus compradores.