Un templo sagrado con arte y espiritualidad ubicado en Tegucigalpa

Esta obra se caracteriza por su arquitectura imponente y eterna, revelada desde diferentes ángulos, donde reina la paz,el amor y la espiritualidad

  • 26 de enero de 2025 a las 15:59
Un templo sagrado con arte y espiritualidad ubicado en Tegucigalpa

Tegucigalpa, Honduras.- El Templo de Tegucigalpa de los Santos de los Últimos Días es un lugar de encuentro entre lo sagrado, la historia y la cultura hondureña, destacándose por su diseño imponente, su simbolismo religioso y su inspiración en elementos culturales locales.

Este edificio, ubicado en la colonia Roble Oeste, fue inaugurado en 2013 y representa un espacio especial tanto para los miembros de la Iglesia como para la comunidad nacional e internacional que lo visita.

El templo es una obra de arte que combina finos acabados, arquitectura de inspiración religiosa y detalles que evocan la identidad hondureña.

Alberto Sierra, líder eclesiástico de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, explica que este edificio sigue un modelo similar al templo de Salomón.

“Seguimos el modelo del templo de Salomón donde se mandó a traer madera de Líbano, piedras a otros lagos, oro, plata, entre otros materiales para construir el templo”, expresó Sierra.

Así, su construcción involucró materiales como madera y minerales hondureños, que fueron trabajados por manos locales.El diseño también incorpora referencias a la herencia cultural de Honduras.

Según el historiador Marxis Lenín Hernández, el templo tiene una fuerte influencia estadounidense en su arquitectura, pero está inspirado en elementos mayas. “Puede ver la estructura como va subiendo, es como tipo escalinata maya”, detalló.

Hernández también señaló que el mármol blanco y las líneas ascendentes del edificio evocan las antiguas pirámides mayas, un recordatorio de los espacios sagrados de esta civilización.

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El templo cuenta con salones destinados a ceremonias especiales que no se realizan en las capillas regulares. Entre estas ceremonias se incluyen bautismos en una pila bautismal, matrimonios eclesiásticos y la investidura de los fieles.

“En este templo se hacen ordenanzas especiales que no se pueden hacer en una capilla, por ejemplo aquí tenemos una pila bautismal, que es para hacer bautismos diferentes”, comentó Sierra.

Las personas que lo visitan se llenan de admiración por la armonía. El templo cuenta con capillas y salones para impartir conocimientos relacionados con sus ordenanzas de la Iglesia.

Además, el templo tiene capacidad para albergar a 200 personas distribuidas en sus diferentes salones.El simbolismo también se extiende a su cúspide, donde se encuentra una figura dorada del ángel Moroni.

Este mensajero celestial, que según la Iglesia instruyó a José Smith, un profeta estadounidense, lleva en sus manos una trompeta que simboliza la proclamación del Evangelio al mundo.

“En Honduras es el único que tiene ese simbolismo, ya que la iglesia se construyó en el 2013”, explicó Sierra.

Este detalle conecta el templo de Tegucigalpa con la tradición de los templos más antiguos de la Iglesia, como el de Salt Lake City en Utah, Estados Unidos, el primero construido en 1880 con el ángel Moroni.

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días llegó a Honduras en noviembre de 1952, según relató Hernández.

Su establecimiento oficial ocurrió en diciembre de 1952, bajo el gobierno de Juan Manuel Gálvez, quien favoreció un clima de reconciliación en el país tras el cariato.

Desde entonces, la Iglesia ha crecido y actualmente cuenta con 187,341 fieles en 239 congregaciones diseminadas en todo el país.

El templo de Tegucigalpa no solo simboliza la fe de sus seguidores, sino también un vínculo entre la espiritualidad y la riqueza cultural de Honduras.

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Con detalles dorados que rememoran la tradición minera de Tegucigalpa y obras de arte inspiradas en la belleza natural del país, el edificio refleja el esfuerzo de integrar lo sagrado con la naturaleza. Según Hernández, “esa es la idea de combinar lo nuestro, la cultura maya, con esta estructura en particular de la Iglesia que es el culto en Honduras”.

El templo de Tegucigalpa es parte de una red de templos en Centroamérica. Según Alberto Sierra, “en Centroamérica hay siete templos que están funcionando, es decir, para los fieles de la iglesia y el público en general.

En conversación con EL HERALDO, Alberto Sierra, detalló la importancia del templo, no solo para los de la iglesia, sino para la población hondureña.

En Guatemala tenemos tres, dos en Honduras, uno en El Salvador, uno en Costa Rica y otro en Panamá”. Además, hay cinco templos en construcción en la región, lo que refleja el crecimiento de la Iglesia en esta parte del mundo.

En particular, el templo de San Pedro Sula, el segundo en Honduras, ya no tiene la figura del ángel Moroni en su cúspide. “San Pedro Sula ya no lo tiene, pues la Iglesia creía que la gente le daba demasiado énfasis al ángel Moroni.

Entonces, el profeta dijo que a partir de los templos construidos, no me recuerdo si el 2019 o 2020, ya no llevan ángel Moroni”, señaló el historiador Hernández.

El Templo de Tegucigalpa se ha convertido en un punto de referencia para la ciudad, tanto por su diseño como por su significado religioso y cultural. Como lo describe Sierra, “es un edificio hermoso, sagrado, especial y único, no solo para los de la Iglesia, sino para todos los hondureños y extranjeros”.

A través de su arquitectura, sus ceremonias y su conexión con la historia y la cultura del país, el templo trasciende su función religiosa para convertirse en un símbolo de identidad y espiritualidad compartida.

El Templo de Tegucigalpa de los Santos de los Últimos Días es un símbolo de fe, historia y cultura que enriquece tanto a la comunidad religiosa como al patrimonio de Honduras.

Su diseño arquitectónico, que combina influencias estadounidenses y mayas, logra integrar la espiritualidad con la identidad cultural del país.

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Es por eso que el líder Alberto Sierra invita a cuidar de esta joya, al mismo tiempo que mencionó que cualquier hondureño puede entrar a contemplar sus jardines y el hermoso edificio.

Refirió que las puertas están abiertas para pasar un momento de paz y bendición contemplando lo hermoso de la naturaleza que hay dentro con pinos, liquidámbar y otros árboles de la flora hondureña.

Es de recordar que más allá de una obra arquitectónica hermosa, es un espacio de encuentro espiritual donde se realizan ceremonias únicas que fortalecen los lazos de la comunidad.

La pila bautismal, los matrimonios eclesiásticos y las investiduras subrayan su papel central en las vidas de los fieles.

Además, su construcción que lleva parte de los materiales del país y mano de obra hondureña refuerza la idea de que este edificio no solo es un centro de adoración, sino también una expresión tangible de la conexión entre fe, cultura y nación.

El Templo de los Santos de los Últimos Días de Tegucigalpa es un recordatorio de que la espiritualidad puede integrarse con la historia y el arte, creando un legado que inspira tanto a los creyentes como a quienes admiran y contemplan la riqueza cultural del país.

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Marbin López
Marbin López
Periodista

Licenciado en Periodismo, egresado de la UNAH. Periodista de la sección Metro desde 2023. Contador de historias, formado en reportajes de periodismo cultural. Creador de pódcast de poesía, apasionado por la literatura e historia de Honduras.

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