La imposición de la ceniza marca el inicio de la Cuaresma, un tiempo de reflexión y preparación del católico hacia la fiesta de la Pascua, la resurrección de Jesucristo.
Para los más de 4.8 millones de católicos en Honduras es un período de reencuentro con el Cristo resucitado y un proceso de transformación personal.
Es por ello que en las diferentes iglesias de la capital se congregaron cientos de devotos desde las 6:00 de la mañana para renovar su fe en la eucaristía del Miércoles de Ceniza.
Por tradición de fe esta festividad es un llamado al ayuno, la oración y la caridad, tal como lo dictan las sagradas escrituras.
Y desde la antigüedad hasta nuestros días se acostumbra evitar comer carne roja tanto el Miércoles de Ceniza como el Viernes Santo, y muchos hasta ayunan de este alimento todos los viernes.
Pero la convulsión social que se vive en el mundo moderno ha hecho evolucionar esta tradición a un ayuno más significativo y edificante.
Hoy en día el llamado de los sacerdotes es al ayuno del chisme, la corrupción, la ambición, las malas expresiones y todos los pecados que por placer atan al creyente al mal y lo separan de Dios.
Marcela Durón, una laica de 52 años, aseguró que las más de 30 misas de Miércoles de Ceniza que ha vivido “a conciencia” le han ayudado a moldear su carácter y personalidad.
“Cada año le entrego al Señor en Cuaresma uno de mis defectos para moldearlo, ya logré dejar el cigarrillo, las malas expresiones, el egoísmo y muchas cosas más”, relató.
El compromiso de conversión de doña Marcela debe ser el ideal de cada creyente de abandonar las cenizas de su vida por la libertad de la paz y la conciencia limpia.
Reflexión
En la esperada misa solemne de la festividad que se lleva a cabo en la catedral metropolitana San Miguel Arcángel, el llamado a la conversión fue enérgico y reflexivo.
Carlo Magno Núñez, canciller de la arquidiócesis de Tegucigalpa, instó a la población a la conversión, arrepentimiento y humildad.
Como muestra de humildad, citó las palabras de las lecturas que muestran a un Dios que responde desde el secreto y no escucha la oración que se vanagloria.
“Hoy los católicos en el mundo reciben la imposición de la ceniza, un signo de la humildad de reconocer que no somos nada ante el poder de Dios, cubrirse de ceniza significa realizar un reconocimiento público de declararnos frágiles, incapaces, que somos polvo”, manifestó Núñez.
Eviten hacer las cosas para que las gente los vea, no es la aprobación de la gente y su aplauso los que les dará la aprobación de Dios, recordó.
“A todos aquellos que hoy en día se creen superpoderosos les decimos que se cubran de ceniza, hagan penitencia, vean que su poder es temporal y que ese poder es para el bien común”, aconsejó el prelado.
Asimismo, los invitó a ejercer un ayuno de la corrupción y la idolatría del poder, el placer, el negocio fácil y la riqueza.
Al pueblo en general le exhortó a no esperar que las estructuras cambien sino a tomar el tiempo de cuaresma como una oportunidad de cambio.
“Podemos cambiarnos a nosotros mismos y marcar la diferencia para construir un mundo mejor” dijo.
Núñez recordó el simbolismo de los 40 días en el vida del cristiano: “40 es volver, a Dios a lo esencial”, dijo.
Festividad
El ambiente del tiempo litúrgico de la Cuaresma se vivió en algunas entidades públicas que celebraron la eucaristía, como en los juzgados capitalinos, y en algunas empresas privadas.
Los capitalinos católicos desfilaron en las calles con la señal de la cruz marcada en sus frentes como símbolo de sus acercamiento a Dios en esta época.
Las iglesias lucieron el color característico de la época, el morado, que es sinónimo de preparación espiritual.
Las flores se retiraron de los altares para lucir la sobriedad de la época y apenas arreglos de ramas secas y hojas se vislumbraban en esos santos lugares.
Este tiempo de preparación para festejar la resurrección del Señor el Domingo de Pascua concluye en la tarde del Jueves Santo, cuando inicia el triduo pascual.
El triduo pascual inicia desde la tarde del Jueves Santo y concluye en la madruga del Domingo de Resurrección.
En los seis domingos que comprenden los actos litúrgicos antes de la Pascua dominarán las lecturas bíblicas que llaman a la conversión, el arrepentimiento y el acercamiento a Dios.
El tiempo cuaresmal tienen su marco culminante en la Semana Mayor, que para la iglesia son los siete días de un recorrido por la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, la más grande muestra del amor de Dios por la humanidad.
