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Director de la RAE: 'El idioma español ha aceptado siempre el mestizaje”

Siempre conversó con Santiago Muñoz, director de la RAE, sobre el impacto de la crisis migratoria en términos de idioma e identidad

29.02.2020

TEGUCIGALPA, HONDURAS.-Si de la manera en que la migración forzada ocupa la agenda noticiosa diaria en todo el mundo se hablara de términos tan relegados como idioma e identidad... ¿qué pasaría?

Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española (RAE), visitó Honduras por primera vez en medio de asuntos diplomáticos. Siempre aprovechó la oportunidad y lo abordó para conversar sobre el vínculo entre la búsqueda de mejores oportunidades y los retos al conservar una lengua materna mientras se adopta una ajena. Aquí la entrevista.

Siendo la migración un tema poco o nada lejano a todos, ¿de qué manera impacta en términos como idioma e identidad?

Son temas relacionados cuando a raíz de la migración se debe adoptar un idioma distinto al propio, que se impone necesariamente por la incorporación del lenguaje de la zona, a veces hasta del propio español, donde dependiendo del lugar se introducen algunos conceptos y palabras nuevas. La migración también supone, para algunos países, la formación de comunidades lingüísticas. En la comunidad norteamericana, por ejemplo, este fenómeno está creciendo mucho debido a la migración masiva proveniente de países de habla española, que a su vez produce un crecimiento natural importante en el número de hablantes.

Si migramos hacia un nuevo destino cargando con nuestra propia lengua, ¿en el transcurso esta se expande y desarrolla, o, por el contrario, se deteriora y desvanece?

Yo no pienso que el carácter viajero de las sociedades actuales, sea por la razón que sea, influya en nada con el deterioro del idioma. Lo que ocurre es que cuando viajamos utilizamos palabras que son de idiomas distintos del español (en nuestro caso), nos acostumbramos a manejarlas y se convierten con el tiempo en neologismos (palabras nuevas). Cuando proceden de idiomas universales, como el inglés, con fuerza van a ser incorporadas al lenguaje ordinario. En la lengua española se incorporan cada año muchos neologismos, sobre todo de países anglosajones, no pasa nada con esto. El diccionario tiene 93,000 palabras y cada año entran 15 o 20 que son las que más podemos reconocer, me parece muy importante en este contexto. No son fenómenos que sean de temer o preocupantes, desde el punto de vista de la pureza de la lengua o la no corrupción de la misma. El español ha aceptado siempre, y con mucha normalidad, el mestizaje, la incorporación de palabras provenientes de otros idiomas.

¿Qué opinión tiene acerca de la fusión de idiomas como el “spanglish”?

Nosotros, como Academia, respetamos fundamentalmente el habla del pueblo. No calificamos qué nos parece si una persona habla “spanglish”, o el porqué mezcla muchos términos españoles e ingleses. Consideramos nada más que en el estado actual de la lengua, según la usa la mayoría de los hispanohablantes, con esas fórmulas minoritarias e incorrectas, es un lenguaje mixto. Si este se generalizara y lo usaran muchas más personas las academias tendrían que tomar medidas para ver cómo lo regulan, pero de momento no merece cuidado.

¿Qué retos enfrenta el idioma como parte de la identidad de un pueblo cuando se radica en una tierra ajena a la propia?

Yo pienso que la esencia de identidad más importante que tiene un pueblo es su lengua. Y cuando se producen masas de migrantes que tienen que adaptarse a utilizar otra lengua de un país distinto siempre se produce un fenómeno de cerrazón y de tendencia a la conservación del idioma materno originario. En mi país, además del castellano, hay otros idiomas, digamos locales, que se utilizan con mucha razón como signo de identidad de cada una de las regiones en las que se habla distinto. Y tan signo de identidad lo es uno como el otro. En América, cuando empezaron las independencias, una de las cosas que se plantearon los criollos fue decidir cuál sería la lengua de la nación, si iba a ser el español de España o uno distinto, algo parecido al fenómeno que ocurría con el latín en Europa, una lengua única que luego se dispersó en muchas otras.

¿De qué maneras podemos reforzar el desarrollo óptimo de nuestra lengua materna?

Solo a través de la enseñanza, la educación y la lectura. No son materias de las que se ocupen las academias, porque no somos instituciones docentes, pero lo que doy es un consejo como persona prudente. Diré que lo que hay que hacer es pedirle a los gobiernos que las políticas docentes mejoren, junto a la enseñanza del español y del idioma correspondiente.

A los jóvenes, la mejor manera de conservar una lengua es seguir a quienes la manejan mejor, que generalmente son los escritores.

¿Considera que la responsabilidad es compartida?

Considero que la responsabilidad es de los gobiernos al elaborar políticas educativas, de los padres al educar a sus hijos, de la sociedad al no tomarse a broma la falta de lectura y la frivolización de la utilización correcta de la lengua. De todos es responsabilidad, pero como quien se ocupa de la educación, existe un orden de jerarquía.

¿Qué le diría al padre de un niño migrante que viaja en estos momentos con su hijo en brazos?

Le diría que una vez llegue a su destino mantenga el español como lengua familiar, que es la manera más fácil de conservar su identidad, y que si tiene la posibilidad de educarlo para que fuera de casa el idioma materno y el que el niño tendrá que adoptar le sean enseñados de forma correcta, la tome. La clave con la enseñanza es inculcarlos en el ámbito familiar y luego en el escolar, eso funciona bastante bien en la actualidad.

Desde su cargo en la RAE, ¿considera la migración forzada como un problema de identidad?

Más que un problema me parece una tragedia en donde la gente no migra por gusto, sino porque en sus países no hay medios suficientes como para permitirles vivir ni a ellos ni a sus hijos. Es un conflicto muy serio que tiene que resolverse sobre la base de que los países afectados busquen maneras de progresar económicamente y que la comunidad internacional ayude a satisfacer estas necesidades. Este es un reto para el mundo entero y tiene una gran importancia, mucho más allá de las barreras del idioma o la identidad.