Ser padre no es tarea fácil, sobre todo por la responsabilidad que significa hacerse cargo de los hijos, cuidarlos, sostenerlos y brindarles amor, formación, valores, ponerles límites y darles la oportunidad de una educación formal.
A medida van creciendo los pequeños, se van mostrando diferentes actitudes y comportamientos que pueden alarmar a los padres, sobre todo cuando se distingue un complejo de adultez.
Este sentimiento puede conducir a la frustración tanto del niño como de los adultos que están con él, es parte de tu tarea tratar de solventar esta situación que se da en los pequeños del hogar, sobretodo en los que son primogénitos. “Este comportamiento es más común en los niños a partir de los 7 u 8 años que tienen hermanos menores que sienten la necesidad de cuidar”, explica el psicólogo Alex Aguilar.
Como se ven como adultos, los niños con este complejo podrían esperar que se les trate como tales. “Se pueden sentir molestos si no se les pregunta su opinión o si no pueden tomar sus propias decisiones. Sin embargo, no importa cuán inteligentes sean, aún son niños y no tienen la experiencia y comprensión como para tomar las decisiones que a menudo quieren”, afirma el profesional. Un niño de nueve años, no puede tomar decisiones que afecten su futuro, tampoco decisiones que tengan que ver con la administración del hogar. Por desgracia, estos niños no tienen el grado de madurez que se requiere para saber que no tienen el conocimiento y comprensión que se necesita para tomar algunas decisiones. Muchos de estos niños también tienen un sentido fuerte de lo que está bien y lo que no y creen que ser tratados como menos que un adulto es muy injusto.
“Su frustración les puede llevar a numerosos problemas de conducta. Se pueden enojar o volverse groseros e incluso se pueden volver mandones y exigentes”, agrega el especialista.
¿Sufre tu hijo de este complejo?
Los padres de niños con este complejo que creen que deben ser tratados como adultos también se sienten frustrados. Creen que la vida es una lucha constante, ya que
se ven habitualmente discutiendo con sus hijos sobre reglas y decisiones.
Se les pide con frecuencia que justifiquen sus decisiones a sus hijos, quienes siempre preguntan por qué motivo deberían hacer algo que no quieren hacer o que no pueden hacer. Eventualmente, podrían comenzar a ver a su hijo como emocionalmente inmaduro, una opinión que a menudo se ve respaldada por los profesores o demás adultos que trabajan en su formación.
Cómo tratarlos...
1-
Trata de ver las cosas desde la perspectiva de tu hijo. No tienes que tratarlos como adultos, pero sí con respeto.
2- Si tu hijo necesita los motivos de las reglas, peticiones y privaciones, entonces dale siempre estos motivos sin discutir.
3-
Considera la posibilidad de que estos niños necesitan sentirse como si tuviesen el control de sus propias vidas.