Revistas

Héctor Chavarria: 'Dios me logró llevar hasta este puesto importante'

El director de la Banda de los Supremos Poderes nos cuenta cómo llegó a realizarse en la música y de sus expectativas.

FOTOGALERÍA
27.12.2013

A los 13 años Héctor Conrado Chavarría Castillo se vino de Orocuina cargando entre sus pocas pertenencias un sueño: ser músico.

Aquel chiquillo rural, tímido, alegre, venía dispuesto a conquistar la gran urbe, confusa y bulliciosa.

Se matriculó en la Escuela de Artes Musicales Francisco Ramón Díaz Zelaya, la que hoy es el Conservatorio Nacional de Música.

El año en que se vino a estudiar -1979- fue trágico para él, perdió a su madre Reina Isabel Castillo en un accidente automovilístico ocurrido en Semana Santa.

A pesar del dolor y la angustia continuó adelante con sus estudios musicales, y en 1982 tuvo la oportunidad esperada, al ser invitado a ocupar una plaza en la Banda de los Supremos Poderes, que hoy dirige acertadamente.

Su anhelo de superación lo llevó a los colegios nocturnos, logrando graduarse de perito mercantil y luego de licenciado en la enseñanza del inglés en la Escuela Superior del Profesorado, hoy Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán.

Con la sencillez con que vino hace 34 años a la ciudad, Chavarría nos cuenta cómo llegó a realizarse en la música y habla sobre cuáles son sus expectativas al frente de la Banda de los Supremos Poderes.

¿Dónde nació?

Nací en Orocuina, Choluteca, el 6 de julio de 1965; tengo 48 años.

¿Sabe por qué son famosos los de Orocuina?

¡Ja, ja, ja, ja! Esa es la fama, por lo de los brujos. A veces en la radio nos molestan por eso, a mí solo me da risa porque sé que lo que hacen es tratar de pasar un momento agradable.

¿Qué nos puede contar de sus estudios?

Hice la primaria en la Escuela Urbana Manuel Bonilla de Orocuina; la cuestión musical la estudié aquí en la Escuela de Artes Musicales Francisco Ramón Díaz Zelaya, el que hoy se llama Conservatorio Nacional de Música Francisco Ramón Díaz Zelaya.

Ahí, en 1986, después de cinco años de estudio me gradué de bachiller en música.

¿Siguió especializándose en la música?

Lo que realicé fueron unos campamentos en el exterior. Como no me podía quedar solo con la música, que en ese tiempo se tomaba nada más como un oficio, entonces tenía que hacer el balance con lo académico.

Para poder seguir en la universidad me matriculé en la noche, primero en el Instituto Abraham Lincoln, luego en el Instituto Morazán, en Villa Adela; y me gradué de perito mercantil y contador público en el Instituto Moderno.

Luego estudie inglés en la Escuela Superior del Profesorado, hoy Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán, donde me gradué en el 2007 de licenciado en la enseñanza del Inglés.

¿Luego de graduarse como bachiller en música le fue difícil conseguir trabajo?

Fíjese que no. Yo estoy muy agradecido con Dios porque al estar juntos lo que era la escuela de música y la Banda de los Supremos Poderes compartiendo el mismo edificio, entonces un día, cuando estaba en tercer año, porque eran cinco, el director, en ese tiempo, José Manuel Godoy miró que yo tenía el nivel y un día me dijo: “Mirá, hay una plaza y me gustaría que vos fueras el que la ocupe”. Eso fue de gran alegría para mí, eso me dio chance de trabajar y seguir estudiando.

¿Cuánto tiempo tiene de estar en la banda?

Llevó ya 31 años, yo entré en 1982, solo estuve un año trabajando en la Orquesta Sinfónica Nacional.

¿Cuándo llega al cargo de director?

En octubre del 2002, cuando el maestro Luis Reinaldo Nieto pasó a ser catedrático de la universidad; él me recomendó y las autoridades delegaron en mí esa gran responsabilidad.

¿Ha llevado la banda a Orocuina?

Sí, he ido alrededor de tres veces. Hemos ido a la feria y al colegio.

¿A sus 48 años de edad cree que ha triunfado en la música?

Sí, y le doy gracias a Dios por eso. Dios me logró llevar hasta este puesto importante como lo es la dirección de la Banda de los Supremos Poderes.

Antes de llegar aquí logré trabajar también en grupos musicales reconocidos de nuestro país como instrumentista, yo toco el trombón.

Comencé en un grupo que se llamaba Los Pairos, luego toqué en la Tribu Lenca, en los Road, Los Bras y en los últimos grupos que trabajé fue en los Gatos Bravos y los Juniors.

¿Qué instrumentos ejecutaba en estos grupos musicales?

Solo el trombón.

¿De niño ya le gustaba la música?

Sí, desde niño sentía que tenía la vocación por lo general los que somos de pueblo tenemos cierta timidez, pero sí sentía que me atraía la música.

Cuando en la feria de Orocuina, en noviembre, llegaba la Banda de Goascorán, eso a mí me emocionaba tanto, yo andaba detrás de ellos, aunque mis padres no me dejaban salir, yo andaba ahí, necio, y sentía esa preferencia por los instrumentos de viento.

¿Me imagino que como niño se fabricaba sus propios instrumentos de viento?

Sí, llegaba a la casa y agarraba un tubo y comenzaba a soplar y los hacía sonar, fingía ser uno de la banda.

¿Y había algún hermano que lo acompañaba con alguna lata?

¡Jajaja!, fíjese que no. Ya después sí, mi hermano José Ángel, que vive en Estados Unidos, se hizo saxofonista, asimismo mi hermano René trabajó en la Banda de los Supremos Poderes, pero como se hizo licenciado en psicología trabaja en el Ministerio Público.

Nosotros no tenemos herencia de músico, esto fue un don de Dios.

¿Es rentable dedicarse a la música?

Económicamente no es rentable. No tenemos sueldos decorosos, sencillamente es una oportunidad de trabajo y lo hacemos con ese amor a la música. Pero económicamente no es bueno.

¿Qué alegrías le ha dejado la Banda de los Supremos Poderes?

Solo buenas vivencias. Hemos hecho las presentaciones más importantes de nuestro país. Eso es lo que a uno lo llena de satisfacción.

Nos relacionamos con las autoridades más importantes de nuestro país, con los presidentes de los tres poderes del Estado, eso a uno lo llena de satisfacción, aunque uno no tenga buen sueldo. Eso es lo que nos motiva a nosotros a seguir en un trabajo como este.

¿La música es un trabajo estresante?

Es un trabajo divertido, más que todo los conciertos de música popular, ahí nosotros nos divertimos más que en las presentaciones serias como aquellas con los presidentes o de eventos oficiales del gobierno.

¿Cuántas presentaciones realiza la Banda de los Supremos Poderes al año?

Alrededor de 120 presentaciones, es un trabajo muy fuerte. Este año ha sido más intenso. El ministro (de Cultura, Artes y Deportes) nos pidió la colaboración.

Él nos dijo: “No va haber aumento de sueldo, pero quiero que colaboren conmigo, vamos a tener mayor proyección”, y eso lo hemos hecho y nos sentimos bien porque hemos ido a escuelas donde los niños y las autoridades dicen que es la primera vez que la Banda de los Supremos Poderes está aquí.

Eso nos hace sentir bien porque nos proyectamos entre esos niños que en un futuro podrían ser ministros, diputados o autoridades.

¿Ustedes de quién dependen?

De la Secretaría de Cultura, Artes y Deportes.

¿Cuál es el presupuesto anual asignado a la banda?

Yo he hecho un cálculo de alrededor de siete millones, que para nosotros es poco. Recibimos donaciones, por ejemplo, como compra de instrumentos, que deben estar en el presupuesto. El presupuesto se va más que todo en salarios.

¿Y cuántos integran la banda de los Supremos Poderes?

En este momento somos 29. Cinco mujeres y 24 varones.

¿Se siente realizado como músico?

Sí, me siento realizado y estoy muy agradecido con Dios y con las autoridades porque me dieron la oportunidad y la confianza.

¿Cuáles son las canciones que a usted más le gusta ejecutar con la banda?

Puede mencionar dos, una que se llama My Way y Hard To Say Im Sorry. Son sentimentales, bueno es que soy muy sentimental.

¿Y de la música hondureña?

Me gusta la canción “Navidad en Tegucigalpa”, cuyo arreglo lo hizo un compañero que se llama Efraín Matute, él le cambió ritmo, era tipo vals y él la cambió a ritmo merengue, muy alegre. Me gusta tanto ese arreglo, y por ser nacional.

¿En el mundo artístico conoció a su esposa?

Con ella nos conocimos en la escuela de música, ahora tenemos siete hijos.

¿Ella también está en la banda?

Si, está en la banda, toca el corno francés.

¿Cuándo ella se enoja con usted no le boicotea los ensayos poniendo otras notas a las composiciones?

Jajajaja… no, aquí tiene que obedecer.

¿Cuáles son las presentaciones más emblemáticas de la banda?

Las de toma de posesión y la presentación de cartas credenciales, ahí no se permiten errores. Perfecto solo Dios, pero debemos esforzarnos para tener el mínimo de errores.

¿Qué error puede cometer la banda que la gente pueda descubrir?

Por ejemplo al interpretar un himno, equivocarse en la melodía y ritmo.

¿Cuántos himnos tiene en su repertorio la banda?

Tenemos en nuestro archivo más de 60 que pertenecen a los países que tienen relaciones diplomáticas con Honduras.

¿Alguna vez han tocado un himno que no corresponda al país indicado?

Sí, pasó, no recuerdo el año. Yo estaba haciendo mi práctica en el colegio y pasó aquí en el Paraninfo Universitario.

Antes estaba dividida Alemania y se tocó el himno de la Alemania que no era. Yo no estaba en ese tiempo, pero me contaron que el embajador se molestó.

Fue una mala experiencia donde no fue culpa de la banda, sino que estaban las partituras ahí y estaban rotuladas como Alemania. Se pidieron las disculpas del caso y todo quedó normal.

¿Nunca ejerció como perito o como maestro?

No, porque uno le da todo el tiempo a la música. Pero a mí me gustaría ejercer pero en la noche.

¿En Honduras se apoya a los músicos?

Es un nivel no óptimo, necesitamos más apoyo.

¿A los artistas en el país se les ignora?

Si comparamos con México, ahí un artista sale, lo apoyan y triunfa. En el caso de nosotros nos sentimos apoyados porque a veces los medios nos promocionan.

Hace unos días estuvimos en EL HERALDO, en HRN, en Radio América. Y vamos a estar siempre cerca de estos medios.

¿Su expectativa para el próximo año?

Hemos solicitado a nuestras autoridades un aumento de plazas de la banda. Yo he pedido diez plazas, pero si se pudieran cinco por lo menos.

Hay música que no se puede tocar porque hacen falta algunos instrumentos como el oboe, el fagot, trombones solo tenemos dos, falta otro porque como mínimo debemos tener tres.

¿Es difícil superarse en este país?

Hay que poner mucho esfuerzo. Yo siempre he creído que Honduras necesita que nosotros nos esforcemos, que pensemos más en qué es lo que podemos hacer por nuestro país.

Tags: