Un valle húmedo y frío ubicado en las alturas de la Cordillera Central de los Andes colombianos ofrece un paisaje asombroso donde medra el árbol nacional de Colombia, la palma de cera. Una gigantesca especie que se alza a más de sesenta metros de altura.
Esta gigantesca palma despunta entre la niebla del valle de Cocora, que cobija diversas especies en peligro de extinción y endémicas de estos hermosos parajes andinos, integrando la entrada al Parque Nacional Natural Los Nevados, en el corazón del eje cafetero de Colombia.
El área de Cocora fue declarada por el gobierno colombiano como parque protegido en 1985, en respuesta a la inminente amenaza de extinción de la palma de cera del Quindío.
Una especie que cuenta con una madera muy codiciada por la industria y unos frutos que servían como alimento para el ganado, además de haberse talado cada año debido a sus hojas, pues eran empleadas en las celebraciones católicas del Domingo de Ramos.
La parte exterior del tronco de la palma se ha utilizado a nivel local para la construcción de viviendas y se utiliza para construir los sistemas de abastecimiento de agua para los agricultores pobres.
Este parque nacional conforma en la actualidad el único lugar en el mundo en el que es posible contemplar estos inmensos árboles, que aún continúan amenazados. Estas boscosas y fértiles tierras conforman el hogar de diversos mamíferos, como los tapires de montaña o los osos de anteojos, seriamente amenazados, además de perezosos o pumas.
Entre las especies más notables de aves cabe destacar al cóndor de los Andes, que puede alcanzar una envergadura de más de tres metros, así como el periquito orejiamarillo, que suele habitar en estos bosques nubosos entre los dos mil y los tres mil metros de altura, anidando en los troncos huecos de las palmeras de cera del valle y vinculando a ellas su propia extinción.
En el parque también habitan miles de frenéticos y atareados colibríes, siendo la Reserva de Acaime el lugar donde es más fácil observarlos, un auténtico santuario para los troquilinos junto a los cercanos bosques de niebla de Salento.
La elevada altitud que posee el valle le permite a menudo permanecer cubierto de nubes. Para visitar el valle del Cocora se debe llegar a la ciudad de Salento, desde donde se puede contratar un tour guiado a caballo o mediante caminatas.