En la Academia a Aristóteles se le apodaba 'el inteligente', seguramente por su excepcional disposición natural para aprender cualquier disciplina (historia, poesía, matemáticas, astronoía, psicología, biología, botánica…) que lo llevó a investigar sobre todo el saber griego (Solón, Pitágoras, Parménides, Heráclito, Tales, Tucídides, Homero, Herodoto…) y seguramente a aceptar las enseñanzas de Platón con toda su alma.
Aristóteles en toda su juventud estuvo estrechamente vinculado a Platón y colaboró con él en la enseñanza. Sabemos que Platón apreciaba tanto a Aristóteles que, como por un causal un día no viniese al estudio, dijo: Aquí falta el filósofo de la verdad. Y otra vez dijo: No viene el entendido queriendo significar, añade Erasmo de Rotterdam, que solo Aristóteles lo entendía.
Por sus capacidades oratorias le fue encomendado por su maestro, entre otras cosas, explicar cursos oficiales de oratoria clásica, es decir el 'arte de hablar de forma bella y justa', un poco con la intención de desbaratar a través de la dialéctica y de forma positiva a los sofistas, aquellos adinerados intelectuales de la sociedad griega de entonces que enseñaban por dinero y que solo se preocupan en adornar sus discursos con bellas palabras sin importarles que lo que dijesen fuese verdad o no, justo lo contrario de lo que se enseñaba y se practicaba en la Academia.
Siguiendo a Pierre Hadot quisiera señalar que 'cuando Aristóteles dicta un curso no se trata de un curso en el sentido moderno del término… no se trata de informar... sino de formar'.
Por ese entonces la fama de Aristóteles ya debía estar extendida a todo el mundo griego como lo atestigua una carta que le escribe el rey de Macedonia Filipo II, en ocasión del nacimiento de su hijo Alejandro: 'Filipo saluda a Aristóteles. Has de saber que me ha nacido un hijo. Por ello les doy muchas gracias a los dioses, no tanto por el nacimiento del niño, cuanto porque haya nacido en tu época. Espero que él, enseñado y educado por ti, será digno de nosotros y de sucederme al frente de mis empresas'. Es decir que el futuro de Aristóteles como maestro de Alejandro podía estar planeado desde los tiempos de la Academia y no descartaría que Platón ideara con su discípulo un plan para la formación de un futuro rey filósofo, sabio y justo.
Hacia el año 348/347 a. de C., Platón muere y, no sin sorpresa de muchos, deja como sucesor al frente de la Academia a Espeusipo. De golpe queda Aristóteles privado del apoyo directo de su maestro.
La mayoría de historiadores sostienen que, una vez muerto Platón, Aristóteles se distancia de las doctrinas de su maestro. Se suele asociar la marcha de Atenas del Estagirita con un sentimiento de ingratitud hacia su maestro de no haberle elegido como sucesor en la dirección de la Academia.
EL LICEO.
Aristóteles abre el Liceo hacia 334 a. de C. en un espacio cercano a la puerta de Diócares. El nombre del Liceo viene de Apolo Licio, dios al cual Aristóteles consagra su institución.
En el Liceo, como antes en la Academia, había dos grupos de discípulos: los que participaban de las enseñanzas más profundas y los que recibían enseñanzas más sencillas y prácticas. He aquí una cita de Aulo Gelio: 'Dicen que el filósofo Aristóteles, maestro del rey Alejandro, dividía en dos clases sus comentarios y las enseñanzas que ofrecía a sus discípulos. Unos eran los que llamaba públicos y otros los acroáticos. Se llamaban públicos los que conducían a reflexiones de carácter retórico, a la capacitación para la elocuencia y al conocimiento de la vida política; acroáticos se llamaban aquellos en los que se trataban cuestiones profundas y sutiles de filosofía y los relativos a la observación de la naturaleza y a las disputas dialécticas. Para ejercitarse en estas que he llamado enseñanzas acroáticas destinaba la mañana en el Liceo y no admitía nadie al azar, sino solo aquellos cuyo talento, conocimientos elementales y deseo de aprender y laboriosidad había reconocido previamente. En cuanto a las audiciones exotéricas y a la práctica de la elocuencia, las realizaba en el mismo lugar por la tarde y las ofrecía a todos los jóvenes sin selección previa. A este lo llamaba paseo vespertino, y al primero, paseo matutino, porque durante ambos hablaba caminando. Asimismo sus libros, que eran comentarios de todas esas cuestiones, los dividió en dos partes, llamándolos a unos exotéricos y acroáticos a los otros'.
En el Liceo maestro y discípulos reunían todo tipo de manuscritos, no solo filosóficos, históricos y políticos, sino también sociológicos, psicológicos, zoológicos, botánicos y muchos más.
Fernando Báez, en su libro ‘Los escritos perdidos de Aristóteles’, comenta que 'no sabemos qué cantidad de libros tenía su biblioteca, pero ciertos indicios apuntan a miles de manuscritos' y Estrabón nos dice que 'hasta donde yo sé, Aristóteles fue el primer coleccionistas de libros conocido y fue el que enseñó a los reyes de Egipto cómo ordenar una biblioteca'.
En todo caso sabemos que lo que se buscaba en el Liceo no era simplemente reunir material y datos o satisfacer una curiosidad intelectual, sino proporcionar una verdadera formación integral en todos los campos del saber. Esta formación debía tener como finalidad el conocimiento de uno mismo, del mundo circundante y de la historia.
En lo que se refiere a materia política Aristóteles llega a escribir unos 50 tratados sobre la constitución de las ciudades griegas. Al respecto, su predilección y preferencia por el modelo ateniense y espartano, la misma que tenía antes Platón, es demostrada por el siguiente pasaje: 'El que es de veras político se ocupa sobre todo de la virtud, pues quiere hacer a los ciudadanos buenos y obedientes a las leyes. Como ejemplo de estos tenemos a los legisladores cretenses y lacedemonios y los demás semejantes que pueden haber existido'.
Fundamental importancia tenía para Aristóteles la práctica de la virtud. En varios escritos nos habla de la virtud como único camino para llegar a la felicidad, textualmente: 'las que determinan la felicidad son las actividades de acuerdo con la virtud'. La verdadera felicidad se caracteriza por la práctica de las virtudes morales (templanza, valor, generosidad, ataraxia, justicia…) y teoréticas (prudencia y sabiduría), así como por el cultivo de la amistad.
Otra idea muy poco conocida es el amor de Aristóteles para con los mitos. En la Metafísica encontramos las siguientes afirmaciones: 'el que ama a los mitos es en cierto modo filósofo, pues el mito se componen de elementos asombrosos', y 'los seres humanos comenzaron siempre a filosofar movidos por el asombro'. De ello podemos deducir que para Aristóteles los mitos están constituidos por elementos que llevan a la filosofía.
He aquí otra vez un Aristóteles tan socrático, tan discípulo de Platón, como lo demuestra también una confesión emotiva que hace en una carta del último periodo de su vida: 'Cuanto más solitario y aislado estoy, tanto más he llegado a amar a los mitos'.
Conservamos una anécdota muy interesante que señala la exquisita discreción de Aristóteles a la hora de elegir su sucesor a la dirección del Liceo: 'El filósofo Aristóteles contaba ya casi sesenta y dos años y estaba muy afectado por la enfermedad y con escasa esperanza de vida. Entonces, todo el grupo de sus seguidores se acercó a él rogándole y pidiéndole que eligiera él mismo al sucesor que había de ocupar su lugar y sus funciones de maestro, a quien después de su muerte pudiesen recurrir, como si fuera él mismo, para completar y cultivar con esmero el estudio de las enseñanzas que él les había inculcado. Había en su escuela en aquel momento muchos hombres aptos, pero destacaban dos: Teofrasto y Eudemo. Estos aventajaban a los demás en talento y conocimientos. El primero procedía de la isla de Lesbos; Eudemo, por su parte, de Rodas. Aristóteles respondió que haría lo que deseaban cuando tuvieran oportunidad de ello.
Poco tiempo después, estando presentes aquellos mismos que habían pedido la designación del maestro sucesor, les comentó que el vino que a la sazón bebía no era el requerido por la salud, pues era insalubre y ácido, por lo que debía buscarse un vino extranjero, por ejemplo, un vino de Rodas o de Lesbos. Pidió que le procuraran ambos, afirmando que consumiría el que mejor le sentara. Ellos salen, indagan, encuentran y traen tales vinos. Entonces, Aristóteles pide el de Rodas, lo prueba y dice: ‘¡Por Heracles!, es un vino consistente y agradable. Luego pide el de Lesbos, lo prueba igualmente y comenta: ‘Ambos son verdaderamente buenos, pero resulta muy dulce el de Lesbos’. Nada más decir esto, todos entendieron claramente que con aquellas palabras había elegido de manera muy fina y discreta, no un vino sino su sucesor. Este era Teofrasto de Lesbos, un hombre cuya dulzura era insigne tanto por sus palabras como por su vida. Así poco después de la muerte de Aristóteles todos acataron la autoridad de Teofrasto'.
Gracias Aristóteles por dedicar toda tu vida a la educación y a enseñar la importancia de perseverar en la práctica de la virtud.
'La virtud ética tiene que ver con los placeres y dolores, porque por causa del placer hacemos lo malo y por causa del dolor nos apartamos del bien. De ahí la necesidad de haber sido educado de cierto modo ya desde jóvenes, como dice Platón, para poder complacerse y dolerse como es debido; en esto consiste en efecto la buena educación'.
'Adquirimos las virtudes por el ejercicio previo, como es el caso de las artes…; por ejemplo nos hacemos constructores construyendo casas y citarista tocando la cítara. Así también practicando la justicia, nos hacemos justos, practicando la templanza, templados y practicando el valor, valerosos'. Gracias también por tu incesante amor a la sabiduría y a la verdad, este fue el honor más grande que le tributaste a tu maestro y a la historia.