En referencia al principio elemental sobre los “derechos de igualdad entre hombres y mujeres” en su convivencia en toda sociedad civilizada y teniendo como telón de fondo lo sucedido en el Congreso Nacional de Honduras el día que los diputados fueron exhortados, por su titular, a no hacer trampas, cuando ciertos diputados pretendían ausentarse del hemiciclo legislativo para evitar dar su voto a favor o en contra del decreto que concede el 50% del poder político a las representantes del sector femenino, las mujeres ahora ven cumplidas sus constantes exigencias de participar en los distintos cargos de elección popular, por ahora concedido en cuotas progresivas hasta las elecciones de 2016.
Sucede que al llegar el tiempo de hacer proselitismo político surgen variedad de ofertas, acuerdos, estatutos, pactos, decretos, sea que se cumplan o no. Todo se hace con el fin primordial de agenciarse el mayor número de votos para conquistar los mejores puestos de la “res-pública”. Inclusive incurren en la costumbre de repetir vicios del pasado, según sea la necesidad.
Por ejemplo: para decidir sobre el Presupuesto del Estado en ciertos períodos los diputados han mostrado toda la paciencia del mundo, esperando que lleguen las tinieblas de la medianoche para proceder, según la conveniencia de determinados sectores, en detrimento de la nación.
Pero vislumbra el proceder en la aprobación de este decreto cuando el reloj marcaba unos cuantos minutos faltantes para las cinco o seis de la tarde.
¿Será una costumbre de ciertos diputados ausentarse de las sesiones parlamentarias precisamente a esa hora?
Fue en ese lapso de tiempo que se obligó a suspender el debate sobre el decreto y se hizo saber que ya habían menos de los noventa diputados, por tanto era necesario que los que aún quedaba, en vez de razonar lo concerniente al decreto, mejor iniciaran la votación. Si anuncian que había menos de noventa diputados, pero en el momento de votar a favor o en contra del decreto aparecen 95 votantes, acaso solamente fue otra forma de presionar a los siempre goleados diputados.
Es patente que la mayoría de las dispensas de debates otorgadas en el Congreso Nacional han servido para mal presagio del pobre pueblo pobre. Este decreto aprobado por noventa y tres diputados hace pedir se devele quiénes de los diputados ocupan un escaño en el Congreso Nacional por vía de decreto.
Es de esperar que nadie tenga ese privilegio. Mucho menos los diputados que obedecen “línea de partido”, quienes no analizan, no leen y no razonan su voto, sino que les basta levantar la mano siguiendo meras instrucciones, cuando unos pocos dirigen la orquesta.
¡Los derechos de igualdad se conquistan y son para la gloria de Dios!