Interpretada por la reconocida actriz de Hollywood Julianne Moore, el canal HBO está presentando la película Game Change en el papel de la exgobernadora del estado de Alaska y quien corriera para vicepresidenta acompañando a John McCain (protagonizado por Ed Harris) en la fórmula para la candidatura presidencial en representación del Partido Republicano en las elecciones recién pasadas en los Estados Unidos de Norteamérica.
Es una cinta que vale la pena ver, pues (basada en hechos reales) nos relata cómo una mujer poco culta e informada puso en riesgo las posibilidades del Partido Republicano de continuar en el poder de la nación más poderosa del planeta.
Y es que Sarah Palin posee un carisma y una belleza física que impactó a los republicanos y preocupó a los demócratas la noche de su nominación, en la que según las encuestas los republicanos tuvieron un repunte a su favor frente al “fenómeno” Barack Obama.
Quizás porque en una sociedad mediática como la estadounidense el “look” y la juventud cuentan mucho para ganar simpatías en el electorado.
Pero Sarah Palin carece del principal y determinante elemento que se requiere para tener éxito total en política: la brillantez, que no significa inteligencia súper dotada, pero sí cultura general y versatilidad para abordar y manejar diferentes temas del entorno doméstico y global.
El equipo de campaña de los republicanos se dio cuenta demasiado tarde del error que había cometido al seleccionarla, cuando ella dijo en TV nacional “Que se podía ver Rusia desde Alaska”, entre otras “indiscreciones”, y los puso en ridículo ante los electores. Este episodio de la historia política de USA y de Sarah Palin es un ejemplo a cabalidad de que algunos políticos y políticas… calladitos…se ven más bonitos.