Opinión

San Luis: lecciones aprendidas

La ciudadanía del municipio de San Luis, Comayagua, concurrió de nueva cuenta a las urnas para resolver, de una vez por todas, el conflicto derivado del fallo emitido por el Poder Judicial que contravino el previo emitido por el TSE, que había, mediante sorteo aceptado por ambos contendientes a la alcaldía, liberal y nacionalista, declarado vencedor al candidato del primer partido político, tras haber alcanzado un empate en el recuento de votos, hecho hasta ahora inédito en nuestra historia electoral.

Los comicios realizados el sábado recién pasado dieron por triunfador al postulado por el representante del estandarte blanco, rojo y blanco, Leny Flores Suazo, en tanto el escogido por la bandera azul de la estrella solitaria, Rony Flores Zelaya, ocupara el cargo de regidor.

La presencia de autoridades electorales, delegados del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, del Consejo Nacional Anticorrupción, Instituto de Acceso a la Información Pública, aunado al espíritu cívico de la población sanluiseña, independientemente de su filiación partidaria, garantizaron la transparencia del proceso, que transcurrió de manera armoniosa.

Así, finalmente, logró ponerse fin a una disputa que trascendió el ámbito meramente local para alcanzar dimensiones políticas mucho más amplias, que incluyó el incendio de la sede edilicia, lo que presagiaba enfrentamientos fratricidas.

Afortunadamente, privó eventualmente la cordura y sensatez en las partes en conflicto. Hoy es de esperar que los pobladores de San Luis hayan superado esta crispación para remontarla y, aunando voluntades, talentos, energías, emprender juntos el desarrollo humano y material de esa circunscripción territorial habitada por compatriotas laboriosos que han ofrecido una lección de concordia, voluntad y lucidez que debe servir de ejemplo al resto de los hondureños.

Que nunca más la intromisión de autoridades ejecutivas y parlamentarias afecte procesos electorales, sean estos a nivel nacional, departamental o municipal, que trascienden su esfera de competencia, y que sea la legislación correspondiente la que dilucide coyunturas y situaciones relativas a temáticas electorales.

Ello implica reformar o emitir una nueva Ley Electoral inclusiva, que torne futuros eventos comiciales revestidos de absolutas garantías que permitan blindarlos para evitar manipulaciones e injerencias que corrompen cualquier consulta a la voluntad popular, libremente expresada.

Tanto la ciudadanía como los medios de comunicación deben ejercer vigilancia permanente que impida echar al traste con ese gradual pero constante aprendizaje democrático de esta y futuras generaciones de hondureñas y hondureños.