Opinión

Rusia baja la mano a USA

Cuando los misiles tomahawk se disponían a ser nuevamente lanzados, esta vez contra objetivos en tierra Siria; en momentos que el presidente Barack Obama, paradójicamente premio Nobel de la Paz, solo esperaba la aprobación del Congreso norteamericano para nuevamente iniciar otra guerra en el mundo árabe, se atravesó en su camino la iniciativa del gobierno de Rusia, que en pocos días obligó al “Tío Sam” a bajar su mano guerrerista para darle paso a la diplomacia.

Rusia logró sentar en Bruselas al secretario de Estado, J. Kerry, con su par, el ministro de Relaciones Exteriores, S. Lavrov, para discutir la propuesta Siria de retirar de su país y destruir todas las armas químicas en su poder. Adicionalmente, el país árabe solicitó formalmente a Naciones Unidas su adhesión al tratado de prohibición del uso de armas químicas.

Se llegue o no a un acuerdo final, haya o no ataques militares estadounidenses contra Siria, Rusia ya ganó esta batalla en el campo de la diplomacia por la paz en el mundo, debe reconocerse sin sectarismos de ninguna clase esta audaz jugada de ajedrez en el tablero internacional. Es la primera vez en la historia que un país se atreve a cruzarse en los planes de ataque militar de Estados Unidos de forma tan directa y resuelta, ni siquiera en los álgidos tiempos de la guerra fría se pudo producir tal osadía contra el gran imperio militar de nuestros tiempos.

Sin estar entre las diez primeras potencias económicas del planeta, Rusia reafirma su posición de liderazgo internacional, deja muy claro que no desea ser espectadora de las acciones punitivas norteamericanas por todas partes del mundo sin que nadie levante su voz para oponerse a tener un policía planetario. Para no ser tentado por el romanticismo político hay que señalar que también existen intereses en este juego internacional, las relaciones ruso-sirias datan desde la época soviética cuando eran aliadas, los rusos tiene allí instalada una base militar en Tartus; adicionalmente, Damasco es un gran comprador de armas y tecnología rusa y en el plano de la seguridad interior existen extremistas islámicos del Cáucaso ruso involucrados en esta guerra civil.

Rusia, al igual que otras potencias emergentes como China e India, está capitalizando el creciente desprestigio por el que atraviesan las potencias europeas y Estados Unidos por sus constantes y malogradas intervenciones militares en los Balcanes, Irak, Afganistán, Libia, entre muchas. Varios analistas internacionales coinciden en que esta acción del presidente Putin debe ser interpretada como de oposición a la visión hegemonizante occidental, en especial de Estados Unidos, un intento por frenar el unilateralismo con el que viene actuando en todo el planeta, especialmente después del fin de la guerra fría.

La lucha por frenar una nueva guerra en Medio Oriente también se libra frenéticamente en los medios de comunicación, de forma inusual el presidente de Rusia, Vladimir Putin, envió un mensaje de diálogo y paz a los estadounidenses y escribió un artículo en el prestigioso New York Times y el senador republicano MacCaine hablará en los próximos días en el canal Rossia-1.

Para los que aun se preguntan qué hace Estados Unidos queriendo arrasar con la cultura milenaria de Siria, con otra dictadura islámica más, hay que remitirse a nuevamente a la industria militar norteamericana. La maquinaria bélica gringa, verdadero poder en esa nación modelo de democracia, consume al año 956 mil millones de dólares, es decir, casi el 50 por ciento de los gastos militares del mundo. El presidente Obama, premio Nobel de la Paz, ha incrementado el presupuesto militar de su país en un 6% más en relación a lo que había hecho George W. Bush.

EE UU y su principal aliado, Israel, quieren fuera del poder al presidente Sirio, Bashar al Asad, por su estrecha relación con Irán, enemigo a muerte del Estado judío, aunque la oposición esté conformada en su mayoría por rebeldes islamistas ligados a Al Qaeda. La lógica de la guerra no es la del ciudadano corriente.

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