Opinión

Producto de la desintegración familiar

Cuando vemos en la prensa escrita o la televisión los rostros de aquellos que son acusados ante los tribunales nos damos cuenta que son jóvenes, hombres y mujeres, que provienen de familias desintegradas en las cuales no existió una figura paterna, pues probablemente fueron abandonados a corta edad no solo por su padre, que se fue con la otra, sino también por la madre.

Los jóvenes, ante esta falta de autoridad, tarde o temprano se ven arrastrados por las maras u otra clase de “organizaciones” y delinquen por necesidad o por algún tipo de trastorno que los convierte en antisociales. En estas familias desintegradas tampoco cuentan con la figura de un abuelo o bisabuelo de quien estos jóvenes reciban una muestra de afecto, mucho menos un consejo oportuno o un mensaje moral para que los oriente en la vida.

La desintegración familiar es y será siempre el peor de los males que enferman a la sociedad porque se trata del núcleo que la conforma. Expertos en la materia establecen que por lo general los grandes asesinos de la historia provienen de familias desintegradas o fueron niños abusados psicológica, física o sexualmente por alguno de sus padres…

Esto ocurre en todas partes del mundo, pues se trata de seres humanos expuestos no solo al abandono físico, sino que también emocional de estos mal llamados “padres” o “madres” que al desintegrar las familias afectan y enferman profundamente a toda la sociedad…

El cruel asesinato de Aníbal Barrow lo demuestra.

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