La democracia occidental liberal ha estado acompañada de la mutación de los partidos o lo que en ciencia política se denomina tipología de partidos. Hasta hace unas décadas estas organizaciones eran concebidas y definidas a partir de su relación mediadora entre el Estado y la sociedad. Pero de acuerdo a politólogos como Richard Katz y Peter Mair esto está cambiando radicalmente.
Se han conocido los Partidos de Cuadros, Masas y hasta hace poco los Atrapa Todo. Sin embargo, cada vez se impone un nuevo tipo de organización política llamada el Partido Cartel. Como se aprecia en Honduras, estos cada vez menos cumplen la función de intermediación. Lo que hoy se observa es una simbiosis entre el partido con el Estado y su consecuente alejamiento de la sociedad, de ahí la queja de los ciudadanos de que no se sienten representados por los políticos en el poder ni por los que están en la llanura.
Los Partidos Cartel viven y se alimentan del tesoro público, aun los de la oposición reciben migajas del pastel y si no véase la repartición de ministerios efectuada por Lobo Sosa. Precisamente una de las características relevantes de esta nueva tipología es que ninguno de los partidos está totalmente fuera del poder.
Los Partidos Cartel en Honduras actúan como sociedades anónimas, la militancia tradicional sabe quiénes dirigen pero no quiénes deciden, no saben de dónde salieron muchos de los que figuran en importantes cargos; generalmente esos sujetos no tienen ideología, sino solo intereses que los mueven a realizar negocios frecuentemente turbios con el gobierno.
Con el surgimiento del Partido Cartel se aprecia cada vez menos competencia entre partidos, porque luchan por lo mismo, no hay diferencia entre ellos, los militantes ya no importan porque ahora se impone la mercadotecnia política, es decir, se contratan asesores extranjeros y publicistas que son los artífices de las campañas electorales.
Para salir del hoyo y cambiar el actual orden de cosas en el país se requiere un nuevo político, con trayectoria ética, probada honradez, demócrata, respetuoso de la ley y enemigo número uno de la corrupción. Eso es lo que se necesita.