Además de la demagogia, la hipocresía y las quimeras en esta campaña electoral catracha, que con todo es muy distinta a las anteriores, también abundan diversos intentos por manipular la voluntad popular, al igual que inusitadas confrontaciones, algunas de las cuales llegan hasta lo gracioso y lo ridículo.
Allí se exhiben miedos, inseguridades, arrogancias, pequeñeces e ignorancia supina.
El “show” del miércoles en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, un evento al que no existieron los candidatos de los partidos tradicionales y de Libre, es una muestra de esa triste realidad. Allí, uno de los expositores –exactivista de los derechos humanos, por cierto-- se molestó con el público que consideró desfavorable a sus intereses proselitistas, al grado de utilizar vocablos altisonantes.
Ante la escena otro de los candidatos presidenciales, el más fogueado en periodismo deportivo y del espectáculo por televisión, le sacó “tarjeta roja” a su contendiente --como dice que lo va a hacer con todos los corruptos del país--, lo que al final derivó en un verdadero zafarrancho que prácticamente frustró el ejercicio realizado por la UNAH.
Un día antes, en otro evento similar –que también en esta campaña han aparecido como hongos-- el mismo candidato de la “tarjeta roja” caldeó los ánimos al decir que “lamento que en este foro no esté el candidato presidencial del Partido Nacional, que es el partido más corrupto de la historia” hondureña.
El representante del partido de gobierno, uno de los precandidatos derrotados en las cuestionadas elecciones internas, pero que al final recibió como premio de consolación una candidatura a designado presidencial, intentó defender a su institución diciendo que quizás “el bótox afecta las neuronas del cerebro”.
Mucho antes, en una prestigiosa universidad privada y con un conocido periodista internacional como moderador, otro candidato del bipartidismo fue llamado al orden y cuestionado porque en vez de exponer sus propuestas de solución insistía en criticar las propuestas del más fuerte de los partidos nuevos.
A pocos días de las elecciones generales, los votantes que aún no han tomado su decisión final deben hacer verdaderos malabarismos mentales para escoger sus mejores opciones, ya que la mayoría de los aspirantes no están exhibiendo precisamente sus mejores cualidades; muchos de ellos están más dedicados a cuestionar a quienes consideran sus rivales a vencer que a mostrar sus capacidades para solucionar los graves problemas que sufre el país y que se han profundizado y multiplicado en el gobierno que está por concluir.