No es correcto omitir los sabios y sagrados consejos que encontramos en la Biblia, mucho menos para los líderes de las naciones, que son los llamados a tomar las mejores decisiones para su bienestar. Dios puso en la mente humana el sentido del tiempo. Actualmente y de forma prematura, si tomamos en cuenta que recién el año pasado en noviembre fueron las elecciones generales que ganó el Partido Nacional de Honduras, hay quienes traen a la palestra pública un tema del cual definitivamente no es el momento para hablarlo, mucho menos para darle prioridad, si tomamos en cuenta que en nuestro país hay otras tareas y temas que son de verdadera importancia para el pueblo como lo es su seguridad alimentaria, las fuentes de empleo, combate al narcotráfico, la depuración de las instituciones públicas, etc.
Entonces, ¿para qué perder el tiempo hablando sobre una “segunda vuelta” si los resultados de las generales fueron claros: el candidato del Partido Nacional obtuvo el 36.89% de la votación; Libre, el 28.78%; el Partido Liberal resultó el 20.30% y el Pac, con el 13.43%. En otras palabras, el actual Presidente de la República fue avalado en las urnas por la mayoría del pueblo hondureño y siendo objetivos vemos claramente que el Partido rojo-blanco-rojo fue rechazado por un 80.70% del electorado, el Partido de Izquierda por el 72.22% y el Partido Anticorrupción por el 87.47%.
Honduras en estos momentos necesita darle vuelta a la historia con una nueva forma de gobernar. En materia electoral no cabe, por el momento, hablar ni de media vuelta.