Desde las décadas de los ochentas, noventas y en el presente siglo XXI, en nada han cambiado las campañas políticas de los dos partidos tradicionales, que no pasan de promover a sus candidatos mediante cancioncitas vacías, faltas de propuesta; carentes del mínimo asomo de verdadero liderazgo y compromiso con el pueblo.
Los candidatos del Partido Liberal y el Partido Nacional solamente participan porque tienen medios económicos propios o con lo que les proporcionan determinados grupos de poder fáctico con intereses mezquinos.
Es hora de que los partidos tradicionales apuesten, si es que tienen verdadero interés, a representar las auténticas aspiraciones de todos los hondureños, o si prefieren continuar con los mismos vicios del pasado no se extrañen en que puedan, más pronto que tarde, desaparecer de la escena política. No es extraño que un nuevo partido político esté ganando cada día más y más simpatía de los votantes.
Compatriotas: ha llegado la hora de tomar las cosas en serio, y en lo relativo a la política no debemos tomarlas a la ligera o creer que es cosa de juegos o de cederle el poder a cualquier político aventurero del color que sea.
Debemos abrir bien los ojos y la mente, pidiéndole guía al creador del universo para que nos dé el discernimiento para buscar con lupa a los mejores candidatos a la presidencia, diputaciones y alcaldes; de esa elección que hagamos en el presente dependen los resultados que queremos para el futuro de nuestros descendientes.
Recuerden compatriotas, la política no es mala, lo malo son los políticos que tenemos en la actualidad en los partidos tradicionales y que aspiran a continuar en el poder para satisfacer sus propios intereses. Como dice el dicho: “los malos actúan hasta donde los buenos lo permiten”.