Sus ojos se cerraron seductoramente, sus labios coralinos aspiraban el candor del ser, sus narices sutilmente sintieron las feromonas volatilizadas en el ambiente: todo estaba listo. Los labios y los cuerpos se encontraron en una entrega total. El palpitar de ambos corazones sonaba tan fuerte que se sentía en medio de aquella selva erótica donde se rendía tributo a Eros.
La chispa del amor se ve en el amanecer. Los besos del sol tocando sutilmente a Gea inspiran a los hombres hacia un encuentro con los seres que ama: tiernamente besa el padre la frente de sus hijos, besa apasionadamente los labios de su amada y se pone en marcha, amando el trabajo, amando la naturaleza, amando los ruidos, la cascada del río que se desplaza cual serpiente hacia su encuentro con la mar. Llega el anochecer, cuando la luz argenta de Selene baña con sus fríos rayos a todos los que salen a admirar la bóveda celeste, donde rutilantes estrellas titilan e inspiran a los poetas a cantar sus versos y a los amantes a declarar sus sentimientos.
El amor, cuyo día se celebra este 14 de febrero, es un atributo de cualidad divina. “Por amor una noche cualquiera dos amantes se entregan”, “por amor subió al calvario con su cruz a cuesta”, “no hay amor más profundo que aquel que entrega su vida por los demás”, “tanto amó Dios al mundo…”, “aunque hablara en lenguas de ángeles y no tengo amor, nada soy”.
Por amor se han levantado los monumentos más sublimes que el hombre pudo jamás construir… Taj Mahal es una muestra de ello. Por amor han caído grandes hombres, Julio César y Marco Antonio fueron atrapados por las redes sutiles de la bella Cleopatra. Por amor dos grandes ciudades entraron en combate por diez años, Helena raptada por Paris fue la punta de lanza para enfrentar a los Troyanos y los Aqueos.
Aquiles enfrentó a Agamenón por el amor que este le tenía a Briseida; por amor este mismo temible y poderoso combatiente se enfrentó a Héctor frente a las murallas de Troya porque se había dado a muerte a su mejor amigo: Patroclo.
Por amor Jonatán cedió el trono al ungido de Jehová: David; por amor Sansón revela su secreto a Dalila, por amor Odiseo lucha contra Poseidón y procura regresar a Ática, donde le espera el amor de su vida: su esposa Penélope y su hijo Telémaco.
Por amor, Jacob trabajó arduamente para casarse con Raquel; por amor José perdona a sus hermanos y llega a ver a su padre anciano, siendo un emotivo encuentro donde las lágrimas de amor abundaron.
Por amor, una pareja se casa para formar un hogar; por amor se lucha para que el fruto de dicha relación llegue a ser grande, no importa las noches de desvelo, los días de fatiga; no importa lo que se venga, el amor de padres se enfrentará ante las vicisitudes con resolución porque peleará a la vida el destino de su retoño.
El amor une, los pueblos llegan a hermanarse, aun después de que hayan tenido conflictos, donde se ha derramado sangre fraterna.
Siente el amor en tu ser, es energía; te impulsa, te empuja a empeñarte por hacer las mejores cosas por los que amas. Ese sentimiento que te hace soñar, que te hace babear, que trastoca los sentidos, que te hace escribir palabras sublimes, cantar la música que vibra en el éter llevando la poesía que sale de las fibras del ser humano.
El amor es sutil, es vapor, es bruma, es ola, es bramido, es lira, es pluma y tinta; es sangre vertida, es insomnio, es palpitar, es sudor, es temor, es incomprensión; el amor es una mezcla de virtudes que poseemos y que nos fueron entregadas para representar al mismísimo creador del amor: Dios.
Inunda la tierra con amor, cultívala porque todo lo que ella produce se ha sembrado y cosechado por amor, sé tú ese ser que ama; pero que ama profundamente, porque el amor es profundo, es altísimo y nosotros lo llevamos cual vasija de barro clavado en lo profundo de nuestro corazón. ¡Ama!