Opinión

Irreflexivas decisiones y sus consecuencias

El programa para enfrentar el futuro es un catálogo de remedios para los males pasados y presentes. Nada de lo que constituye la vida del hombre es estático, todo nace, crece, muere o se transforma; constantemente surgen nuevas posibilidades y nuevas necesidades, nuevos problemas y nuevas soluciones. Decidir ante determinadas situaciones significa hacer que las cosas sucedan en vez de simplemente dejar que ocurran como consecuencia del azar u otros factores externos. Desarrollar esta capacidad ofrece a las personas herramientas para evaluar las diferentes posibilidades, teniendo en cuenta, necesidades, valores, motivaciones, influencias y posibles consecuencias presentes y futuras.
En nuestro medio somos muy dados a tomar decisiones en forma emotiva e irreflexiva, sin analizar las consecuencias futuras, algo así como, porque yo mando, yo decido; veamos:

Allá por los años 70 del siglo pasado, se tomó la decisión de construir el puerto del Henecán a inmediaciones de San Lorenzo, Valle; no se tomó en consideración que teníamos el puerto natural de Amapala que solo necesitaba una adecuada inversión para mejorarlo y modernizarlo, creando a su vez un importante polo de desarrollo para la zona sur del país. Con esta decisión dejaron abandonados a su suerte a los pobladores de la isla de El Tigre, que aún resienten y sufren las consecuencias; en este momento estaríamos teniendo mejores resultados con el funcionamiento de un mejor puerto; y no estaríamos presenciando un complejo portuario en las cercanías que no tiene competencia, más bien le facilitaremos su operatividad con la construcción en nuestro territorio de una carretera exclusiva hacia el Atlántico.

Otro caso más reciente, es el famoso Estatuto del Docente, creado por los políticos para favorecer a un insaciable gremio sin principios, que olvidó o desvalorizó el verdadero rol magisterial; pero lo penoso de esto es que decidieron aprobarlo sin analizar la realidad financiera del país; las consecuencias las estamos pagando caro y con la impotencia de ver a niños y jóvenes a los que no se les aprovecha al máximo su potencial intelectual.

En el presente, hay abierto un debate sobre la posibilidad de construir a inmediaciones de la base militar Coronel Enrique Soto Cano, en Palmerola, Comayagua, las instalaciones que habilitarán comercialmente una terminal aérea internacional; pregunto… ¿por qué no toman en cuenta la opinión de los expertos que en varios medios de comunicación se han pronunciado larga y convincentemente sobre el tema?; no pequemos más de emotivos, caprichosos y, lo que es peor, de malos improvisadores. Hay que tener una visión dinámica, las consecuencias para bien o para mal las estaremos viendo más temprano que tarde.

Por otro lado, la controversia que ha despertado la propuesta de las llamadas “ciudades modelo”; perversas para unos y la panacea para otros, la verdad que ya son motivo para polarizarnos más. De acuerdo a lo que se ha dado a conocer, estas “ciudades modelo” tendrán su propia legislación, autonomía administrativa, contarán con sus propias instancias jurisdiccionales, tendrán sus privativos sistemas tributarios, moneda propia… hasta policía diferente. Su implementación, sugiere un nuevo manoseo a la Constitución de la República para hacerlas viables. Pero surgen preguntas motivadas por la desconfianza en los políticos y las decisiones que toman, siempre buscando beneficiarse ellos y sus cercanos:

¿Cuánto se van a embolsar por facilitar la creación de estas “ciudades modelo”? ¿Habrá beneficios reales para la población empobrecida de nuestro país? ¿Se va a respetar la soberanía y los recursos naturales existentes en las regiones seleccionadas? ¿Por qué en vez de “ciudades modelo” no deciden mejor transformar Honduras en un “país modelo”?, etc.

Hay que poner en marcha la imaginación para darle paso al sentido común y la lógica. Un buen análisis de los objetivos nacionales, de su clasificación y de sus contradicciones, permitirá deducir en el nivel de toma de decisiones el concepto de maniobra a adoptar, lo cual nos permitirá evitar la confrontación con los diferentes actores de la sociedad, y en beneficio del bien común de todos los hondureños.