A lo largo de nuestra historia, ha habido hombres dedicados al cultivo de las letras y a la comunicación que, por voluntad propia y de manera activa, han decidido, asumiendo su ciudadanía, que debían activar en el campo político, ora a nivel local, regional y/o nacional.
El más grande pensador nacido en el istmo centroamericano, José Cecilio del Valle, lanzó su candidatura a la Presidencia Federal en 1825. Si bien el voto popular lo favoreció, el Congreso manipuló el resultado, escamoteándole el triunfo y otorgándoselo al otro contendiente: Manuel José Arce, maniobra que a criterio de Morazán resultó en “el origen de las desgracias de aquella época”. Previamente, el gran cholutecano había sido electo alcalde de la ciudad de Guatemala, en los estertores del período Colonial.
Álvaro Contreras, periodista, sufrió cárcel por defender el ideal unionista.
El brillante orador e intelectual Ramón Rosa participó activamente en política, tanto en Guatemala como en su país, ocupando elevados cargos públicos y constituyéndose en el ideólogo del proceso de Reforma.
El escritor y abogado Policarpo Bonilla, fundador del Partido Liberal (1891), ocupó la Presidencia de la República con el apoyo de la Nicaragua de Zelaya, de 1895 a 1898.
El cuentista, poeta y novelista Froylán Turcios apoyó la candidatura de Manuel Bonilla, siendo nombrado a una cartera ministerial. En otra administración fue nombrado a un puesto diplomático en París.
El periodista Paulino Valladares fue secretario privado del presidente Dávila, seguidor del presidente Bertrand y mentor ideológico de Tiburcio Carías Andino, cuando este fue postulado por el Partido Nacional para la elección presidencial de 1923, si bien posteriormente rompió con el caudillo de Zambrano. El “Príncipe del periodismo hondureño” albergó el objetivo de eventualmente lanzar su propia candidatura presidencial, lo que impidió su prematura muerte (1926).
El gran panfletista Ángel Zúñiga Huete participó en política tanto en el gobierno de Rafael López Gutiérrez como en el de Vicente Mejía Colindres, ocupando el Ministerio de Gobernación durante el primero, y fue el candidato presidencial del Partido Liberal en la elección de 1932, en que resultó victorioso su contendiente Tiburcio Carías Andino. Desde su exilio mexicano encabezó la oposición al régimen de los 16 años hasta su deceso (1948).
El médico y ensayista esperanzano Mejía Colindres ocupó la titularidad del Poder Ejecutivo de 1929 a 1932, oponiéndose al intento de los Comandantes de Armas liberales por no reconocer el triunfo electoral de Carías.
El novelista, cuentista y periodista Ramón Amaya Amador participó activamente en política, lo que le valió persecución y destierro.
El escritor de temática jurídica Ramón E. Cruz fue postulado candidato presidencial por el Partido Nacional, y asumió la Presidencia de la República de 1972 a 1973, cuando fue derrocado por un golpe de Estado.
El docente y profesional de las ciencias jurídicas y economistas Matías Funes ha militado en política desde su juventud, siendo escogido por Unificación Democrática como su candidato presidencial.
La Democracia Cristiana seleccionó al periodista y escritor Juan Ramón Martínez para que encabezara la fórmula presidencial de ese partido.
Hoy el comunicador Jorge Zelaya aspira a la alcaldía capitalina, en representación de la corriente Azules Unidos del Partido Nacional, que dirige Juan Orlando Hernández; la proyección de su voz e imagen en el periodismo televisivo durante varios años, su modestia y popularidad y su sincero deseo por entender a fondo las complejas problemáticas que agobian a Tegucigalpa y Comayagüela -para lo cual lo asesora quien ha sido el mejor funcionario municipal que han tenido ambas ciudades, el arquitecto Henry Merriam- le abonan favorablemente para alcanzar el triunfo en la meta que se ha propuesto.