En los últimos días hemos visto con asombro cómo, con la facilidad de un rayo, se aprobaron a matacaballo permisos para la circulación de unidades nuevas de aproximadamente 30 pasajeros. Eso no está mal, ya que estas unidades dan
comodidad y seguridad a los pasajeros que pueden pagarlo.
Sin embargo, lo negativo es que casi han desaparecido las unidades grandes de
60 y 80 pasajeros los cuales tienen un costo de tres lempiras.
Las nuevas unidades cuestan diez lempiras. En Transporte no les importó en lo más mínimo la gente más pobre, sin ingresos o que ganan sueldos que ni siquiera alcanzan el salario mínimo y que apenas pueden suplir la canasta básica para sobrevivir.
Aquí se impuso el negocio y el lucro a expensas del sacrificio de los más vulnerables.
Da mucho pesar pasar a las 7:00 de la mañana o las 6:00 de la tarde y ver las estaciones de transporte llenas de personas que vienen de su trabajo esperando a que pase un bus amarillo que cuesta 3 lempiras ya que no pueden pagar 10 lempiras sin menoscabo de perjudicar sus escasos presupuestos.
Es hora que el Señor Presidente de la República tome cartas en el asunto y evalúe esta situación, pensando un poco en las personas de escasos recursos que deben pagar estas altas tarifas del transporte urbano, que ya se incrementaron nuevamente.
No deben seguir destruyendo las raquíticas economías familiares. Pueblo hondureño: es hora ya que paremos este abuso y levantemos la voz de protesta contra las autoridades que valiéndose de su puesto están haciendo el negocio del siglo sin que les importe la pobreza en que está la mayoría de las personas de mi país.
¡Pueblo no tengan pena ni temor en alzar la voz siempre que sea por alguna causa justa o defender un derecho suyo, abran los ojos ya!