Opinión

Ingobernabilidad

Lamentablemente Honduras camina hacia lo que Hobbes llamaba 'el estado de naturaleza de guerra de todos contra todos', es decir la violencia indiscriminada que no puede ser controlada por un Estado que no monopoliza la fuerza. También Montesquieu advertía que en el origen del Estado prevalecía el desorden, el caos y la anarquía, que es lo que se aprecia en este momento.

Esa pérdida del control del país por parte del gobierno de Porfirio Lobo está generando los claros síntomas de ingobernabilidad, que N. Bobbio la define como la 'falta de eficacia de los Estados para responder a los crecientes reclamos de la sociedad', pero además por la pérdida de confianza de la ciudadanía hacia los políticos y las instituciones democráticas al no encontrar cumplidas sus demandas.

El pueblo entero se pregunta a diario ¿Por qué Lobo Sosa no actúa, no toma las riendas del país? La respuesta es compleja y multicausal. Lo primero es que no se aprecia capacidad suficiente para generar ideas claras e inteligentes.

Segundo, no tiene el valor de arriesgar su comodidad y seguridad personal que estaría en peligro al salir de la presidencia. Tercero no cuenta con un equipo ministerial capaz ni comprometido con la nación, algunos lo que buscan es fama o fortuna. Y cuarto al estar distanciado de la cúpula empresarial y sectores democráticos no tiene base social en la que apoyarse para librar la batalla contra la inseguridad.

Frente a este panorama de ingobernabilidad la ciudadanía tiene que salir del marasmo e indiferencia que la caracteriza. Si se quiere salvar al país de ser un Estado fallido debe comenzar un movimiento cívico y pacífico, sin fines políticos, que exija los cambios que se deber efectuar para restablecer el rumbo perdido.

Evidentemente la clase política, el gobierno y la cúpula empresarial no saben cómo o no quieren salir de la crisis económica y social que ahoga al país; por ello, el impulso para la búsqueda de soluciones tiene que provenir desde la base de la sociedad.