Opinión

Importante investigación colectiva

Bajo la compilación de los cientistas sociales Julieta Castellanos y Antonio Murga Frasinetti, y bajo el sello de la Editorial Universitaria, muy recientemente ha salido a luz el libro intitulado “Tres décadas de transición política en Honduras” (400 pp).

Analiza los últimos treinta años de democracia, desde la toma de posesión del presidente Roberto Suazo Córdova –suceso que dio inicio al retorno a un régimen de derecho tras los prolongados gobiernos de facto castrenses iniciados con el golpe de Estado de 1963, repetido el 4 de diciembre de 1972...– a la fecha.

El hilo conductor de esta obra es la transición política, vista desde un enfoque sociológico, jurídico, comunicacional, por parte de catorce investigadores nacionales y extranjeros.

Algunas de las preguntas que se formula Murga Frasinetti –actualmente ejerciendo la docencia en México–, son las siguientes: “¿Cuál es la naturaleza y los alcances transformadores de la transición política en la sociedad hondureña?” “¿Qué nos ha dejado la transición: un régimen democrático, uno semidemocrático o autoritario, ya sea oligárquico o no oligárquico?” “¿Qué resultados sociales, políticos y/o culturales han dejado estos años de cambio político?” “¿Qué, cuanto y/o cómo han variado la política y la sociedad nacional?” “¿Cuál es el nuevo modelo de acumulación que ha emergido y se ha consolidado en las tres décadas del proceso transicional?” “¿Cuáles son los cambios y transformaciones que ha experimentado la estructura de clases?” “¿Qué cambios y mudanzas se han producido en el campo de la cultura y en las diversas expresiones culturales durante este mismo periodo?”.

Algunas de estas interrogantes son respondidas, otras quedan pendientes para futuros volúmenes, que, indudablemente, enriquecerán este meritorio esfuerzo bibliográfico.

Si bien es cierto que la Honduras de 1982 a 2012 ha experimentado cambios y transformaciones, que la insertaron en el modelo de la Doctrina de Seguridad Nacional y en el paradigma neoliberal, debe reconocerse que esa dinámica está caracterizada por altibajos, retrocesos y crisis institucionales, que afectan tanto las estructuras como las coyunturas, dejando al desnudo una crisis en valores, en gobernabilidad, en credibilidad, evidenciando que algo –o mucho– anda mal en nuestro país.

A ello debe añadirse la creciente concentración de la riqueza y las oportunidades, documentadas exhaustivamente en el más reciente Informe de Desarrollo Humano del PNUD (2011), dando cuenta de la cada vez más difícil movilidad social.

Si bien este libro enfatiza la esfera política: Estado, institucionalidad, partidos políticos, procesos y legislación electoral, su tercera y última parte se proyecta hacia lo social: educación, vivienda, tenencia de la tierra, urbanización.

Es de esperar que este sobresaliente esfuerzo intelectual sea ampliado hacia otras perspectivas y fronteras investigativas en el futuro cercano y que su lectura sirva como fuente de estudio, análisis y crítica por parte de la ciudadanía, de los políticos y los gobernantes para que todos tomen conciencia plena y asuman consecuentes rectificaciones, en sintonía con las actuales complejas y dramáticas circunstancias existenciales en que se debate la población, diariamente golpeada por la violencia, la inseguridad, el costo de la vida, la corrupción e impunidad y el desempleo.

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