Opinión

Hacia la depuración

Mañana continúa el avance hacia la depuración de la Policía Nacional, el Ministerio Público y el Poder Judicial, cuando se reúna el equipo técnico conformado por representantes de la UNAH, el Poder Ejecutivo y el Congreso Nacional, con el anunciado propósito de dar inicio a la siguiente fase del proceso: el nombramiento de la Comisión de Reforma de la Seguridad Pública.

unque todavía la nueva Ley no ha sido publicada en el diario oficial La Gaceta, es de sumo interés nacional que el proceso avance hasta donde sea legalmente permitido, a fin de que tan pronto como entre en vigencia también entre en acción. Como lo habíamos señalado con insistencia en este espacio editorial, la depuración de la Policía Nacional es un punto de partida obligado para comenzar a estructurar una verdadera política de seguridad. Solo con una policía descontaminada puede pensarse en derrotar a los delincuentes.

Lo único lamentable de la nueva ley es que mientras no se dudó en incluir al Ministerio Público y al Poder Judicial, se dejó fuera a los militares del proceso de depuración, aunque los dos primeros son constitucionalmente independientes -por su condición de Poder del Estado, uno de ellos- y los segundos no son más que subordinados del Poder Ejecutivo. Y así lo ven las propias Fuerzas Armadas de Honduras, cuyo jefe del Estado Mayor Conjunto, general René Osorio Canales, reconoce que no están 'totalmente blindadas' ante la infiltración del crimen organizado en sus filas, por lo que 'las puertas están abiertas para cualquier investigación'.

Pero lo más trascendental es el inicio del proceso para limpiar a la Policía. Después la depuración puede extenderse a toda la administración pública como ya lo están solicitando algunos sectores.

Esperemos, entonces que los cinco miembros de la Comisión, tres hondureños y dos extranjeros, sean nombrados siguiendo la letra y el espíritu de la nueva ley a fin no solo de depurar a la Policía, al Ministerio Público y al Poder Judicial de agentes y oficiales, fiscales y jueces, que se hayan convertido en delincuentes o cómplices, sino también de aquellos que por incapacidad, ineptitud o miedo no cumplen con sus funciones de aplicar correctamente la justicia.

También es de importancia superior que esta Comisión monte una eficaz estructura de control a fin de seleccionar y entrenar mejor a los nuevos agentes y de depuración permanente para que jamás nuestra Policía Nacional caiga de nuevo en el fango del que hoy urge sacarla.

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