Opinión

Gobernando para perder

Gobernar es difícil; el bipartidismo no lo ha logrado. No es mala suerte, los elegimos nosotros. Somos el país más atrasado de Centroamérica.

Veamos. Inauguran proyectos carreteros millonarios que nunca concluyen. La red vial es calamidad punible. Imposible competir. Menos con una pésima educación donde ministerio y magisterio garantizan incumplir el año escolar. En salud hablan mucho, actúan poco y curan menos.

¿Haciendo otros hospitales abandonarán más los que sostuvieron el sistema?, ¿Qué cuesta más? El hospital María sigue esperando cumplimiento. La economía es falacia numérica, sobrevivimos de fiado.

La producción agropecuaria mala. “Déjenme a mí el agro”, dijo el Presidente. ¿Para qué? Sin trabajo aumenta la marginalidad poblacional y la inseguridad. Corrupción, impunidad, silencio y contubernio están oficializados.

La incultura es deporte sin arte del mal gobernar y reflejo de “lo que es” (léxico mal usado y abusado en este gobierno) la urbanidad del que “manda”. Las excepciones no llegan a dos.

Mantenemos un servicio exterior donde las embajadas son corrales de becados para hijos, parientes y estorbos políticos. Es gasto ofensivo para un país en crisis, si es que no se han enterado, mientras el mundo entero está preocupado por la economía aquí se gasta sin control lo poco que queda para luego dedicarse a la mendicidad internacional. Somos indigentes, no inteligentes.

Administra el Estado el gobernante que debe escoger un buen equipo para bien hacerlo, pero no hay conciencia de la oportunidad de servir, se nombra al conveniente, no al diligente, el clientelismo político y amiguismo es oportunista, asesores, comisionados y cargos inexistentes para favorecer a incapaces con resultados negativos.

El desastre financiero es la suma que resta, divide y multiplica compromisos sin pagar y necesidades sin honrar. Reparten bonos con dinero prestado, aumentando el endeudamiento para fomentar la dependencia y la haraganería en lugar de crear trabajos que incentiven producción e ingresos. No engañemos la necesidad del pobre.

Deberían de hacer buenos gobiernos, o intentarlo, demostrando tenacidad y probidad, para que el partido en el poder repita otro período, así el pueblo viendo resultados les daría su voto.

Pero no, se esmeran repitiendo errores, perfeccionando ilícitos llegan a asaltar no a gobernar, nos tratan como idiotas, creen que nos engañan y que con poses de “yo no fui” nos convencen y peor al poner “portavoces” tontos, inútiles y corruptos, útiles a meter las extremidades para justificar sus horrores jurídicos y de inmoralidad cívica (corrupción), “pecados y delitos” como dice el presidente del legislativo, para luego recular y justificar lo inexplicable y explicar lo injustificable. Tiran el gancho y reculan, se sienten “sorprendidos” y ratifican “como sabios”. Carajos.

Estos son los hombres que quieren seguir gobernando, no hay tregua, nunca aprendimos. Por eso me encanta lo escrito por Saramago: “Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos. Sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir”. Gobiernan para perder y perdemos todos.