Opinión

En defensa de Benedicto XVI

Sr. Julio Escoto

El 18 de febrero usted publicó una diatriba incoherente contra la religión católica y contra la Iglesia, haciendo afirmaciones totalmente falsas, sin ningún sustento ni base y que más bien parecen responder a un recóndito resentimiento con la fe.

Usted está en libertad de pensar como quiera, pero por rigor profesional debería de expresar ideas y no insultos. Dibuja a un Ratzinger apocado, servil y sumiso que depone sus ideas por perseguir una ambición, mostrando así que usted nunca ha leído ni medio párrafo de sus escritos.

Ignora que el Santo Padre es uno de los teólogos más claros y brillantes de los últimos tiempos y que sus poderosas ideas han sido determinantes en forjar la Iglesia del Post Concilio. Y que está dejando el Solio Papal para dedicarse a una vida de oración en la pobreza de un Monasterio. Usted no tiene derecho a insultar y ofender al líder religioso de millones de personas llamándolo “anciano con ínfulas de Dios”. En vez de escribir como un analista serio, aquí lo ha hecho como un libelista injuriante.

Afirma que el Papa renuncia por presión de oscuras fuerzas conservadoras ante su supuesta intención de desmantelar dogmas y tradiciones de la Iglesia. ¡Que absurdo! Como puede su febril imaginación adjudicarle a este hombre fiel la autoría de una conspiración contra la misma Iglesia que él ha forjado.

Si usted cree que la Iglesia, a la que usted no pertenece, tiene que ser otra, dígalo y asuma la responsabilidad de sus ideas, pero no recurra a la mentira, la calumnia y la falsedad para adjudicárselo a Benedicto XVI, porque pierde seriedad.

Las telarañas que usted debe desmantelar son las de la falta de compromiso con la verdad y la falta de respeto a los demás.