Opinión

El programa monetario 2013-2014

El Banco Central de Honduras acaba de anunciar su programa monetario para el período 2013-14 y para sorpresa de varios de los entendidos, dicho programa ha sido diseñado asumiendo un comportamiento relativamente normal de la economía.

Las expectativas de algunos conocedores de la materia económica eran que el Banco Central de Honduras comenzaría a tomar algunas de las medidas recomendadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), como resultado de su última visita a Honduras.

El comunicado emitido en su momento indica entre otros temas, un crecimiento económico para 2012 de 3.25%, debido parcialmente a una contracción en el sector de maquila, una inflación de 5.4% a finales de año y que la política fiscal fue bastante expansiva, con crecimiento más rápido del gasto y una caída fuerte en los ingresos tributarios, lo que se tradujo en un incremento del déficit fiscal del gobierno a 6% del PIB, de 4.5% en 2011.

También se refirió a que la posición externa del país continuó debilitándose, con un déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos cercano al 10% del PIB, debido principalmente a una fuerte demanda doméstica y términos de intercambio comercial menos favorables. Como resultado, el comunicado proyecta una pérdida de reservas internacionales netas de US$370 millones a finales de año.

Según el FMI, los esfuerzos de política monetaria no han sido suficientes para prevenir el deterioro en la posición externa. La baja tasa de política monetaria y un manejo riguroso del tipo de cambio han apoyado la expansión en la demanda doméstica desde el año 2010. El crédito bancario creció significativamente en 2012, especialmente en moneda extranjera y para consumo.

El Fondo opina que el deterioro en la posición externa y en el campo fiscal aumenta los riesgos y vulnerabilidades del país y la reducción de la pobreza sigue siendo un gran desafío. Dentro de las recomendaciones de los directores se incluyen una política monetaria más restrictiva con ajustes en la tasa de política monetaria y en el encaje legal y una reducción del déficit fiscal. Igualmente recomiendan una mayor flexibilidad en el manejo del tipo de cambio, basados en su análisis de que el tipo de cambio real no está en línea con los fundamentos.

El Programa Monetario tiene como premisas un crecimiento económico dentro de un rango de 3.0 y 4.0% en 2013, una inflación interanual de 6.0% con un margen de tolerancia de más o menos 1 punto porcentual, un déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos de 9.9% y un déficit del gobierno central de 4.5%. No se incluyen ajustes en la tasa de política monetaria ni en el encaje legal.

Las premisas anteriores lucen razonables con la excepción del déficit fiscal, que ha sido la fuente principal de los desequilibrios. La realidad es que siendo 2013 un año de elecciones generales, luce sumamente difícil que el déficit pueda ser reducido a 4.5% del PIB. Aún en tiempos normales sería una tarea realmente retadora, no digamos en un año de presiones políticas.

La reciente colocación del bono soberano es positiva, pero de ninguna forma ha resuelto el problema del déficit como erróneamente piensan algunas personas. Adicionalmente, la utilización de los recursos en lempiras de este financiamiento vendrá a incrementar el circulante en la economía, lo cual debería obligar al Banco Central a tomar medidas para esterilizar el exceso de liquidez.

Por lo tanto, las grandes incógnitas alrededor del programa monetario son si el gobierno logrará reducir su déficit fiscal cuando en años electorales las presiones de gasto se acrecientan, no solo por el gasto extraordinario de las mismas elecciones, sino que también por las presiones de los políticos y especialmente, si uno de los candidatos presidenciales es el Presidente del Congreso Nacional. Y la otra es, si el Banco Central estará dispuesto a tomar las medidas necesarias, aun en un año electoral, si la situación macroeconómica da señales de un mayor debilitamiento.

Las reservas internacionales netas son al final las que se ven impactadas por los desbalances macroeconómicos, aunque recientemente se han visto incrementadas por el ingreso de divisas por la colocación del bono soberano. Sin embargo, en algún momento tendremos que tomar el trago amargo del ajuste para enfrentar los problemas económicos y enderezar la nave hacia un crecimiento económico alto y sostenido, pero equitativo.