El nombramiento, juramentación y toma de posesión del doctor Roberto Herrera Cáceres como nuevo comisionado nacional de los Derechos Humanos abre un nuevo capítulo en la corta historia de esta figura cuya misión “es la defensa de los derechos fundamentales de la persona”, y que “no está sujeto a mandato imperativo alguno” ya que “desempeña sus funciones con plena autonomía”.
Al recibir el cargo de su antecesor, el doctor Ramón Custodio López, quien lo ocupó durante dos períodos, Herrera Cáceres dijo que dará continuidad a la estructura existente de defensa, promoción, respeto y tutela de los derechos humanos, a fin de “que pasen de ser únicamente derechos declarados a ser derechos efectivamente vividos por toda la población hondureña”, al mismo tiempo que prometió actuar con total imparcialidad, sin tomar partido a favor o en contra de ningún bando político, ideológico o sectario.
Hasta ahora uno de los hechos más concretos del Conadeh es el informe, en 1993, sobre las violaciones de los derechos humanos cometidos por los militares en la década de 1980 y en los primeros años de la siguiente, aunque nada se ha avanzado en el castigo de los responsables.
Además de otros derechos fundamentales, el principal, el derecho a la vida, continúa siendo violentado a diario en Honduras, tanto mediante ejecuciones extrajudiciales con víctimas maniatadas, con un tiro en la cabeza, como con asesinatos selectivos, incluso de altas personalidades, masacres y otros, en algunos casos hasta con comprobada participación de agentes del gobierno.
En ese sentido, el nuevo comisionado nacional de los Derechos Humanos tiene un inmenso reto ante sí, comenzando por poner en práctica una independencia efectiva, no solo de apariencia, de quienes ejercen el poder real en el país, a fin de defender los derechos de los hondureños sin distingos de ninguna clase y sin vacilaciones ni acomodamientos exhibir a los perpetradores para contrarrestar la impunidad imperante.
El éxito del doctor Herrera Cáceres en la defensa de los derechos humanos no solo recuperaría el prestigio que debe tener el Conadeh, sino que contribuiría a mejorar la deteriorada imagen del país ante el mundo y, lo más importante, haría de Honduras un mejor lugar para vivir.
Y el doctor Herrera Cáceres tiene la formación, la voluntad y la inteligencia para lograrlo.