Opinión

El cáncer de la corrupción

El cáncer de la corrupción ha invadido severamente a un sinnúmero de agentes y oficiales de la policía. Se necesita una intervención quirúrgica inmediata para extirpar de raíz esta cruel y penosa enfermedad que nos está destruyendo a todos. A raíz del abominable asesinato de los dos universitarios y de la eficiente y sorprendente labor investigativa de EL HERALDO, que hace el trabajo que los cuerpos de investigación del Estado deberían hacer porque para eso fueron creados, ha quedado evidenciado de manera inequívoca lo que todos sospechábamos, pero que nadie se atrevía a denunciarlo por temor, y darlo a conocer públicamente como ahora. Aunque las autoridades salgan al paso tratando de suavizar la situación, no se puede tapar el sol con un dedo porque el pueblo está claro y ha comprobado que en la policía es donde se encuentra el más grande nido de delincuentes que han implantado el terror en todo el país, llegando al extremo de que ya no se sabe a quién temerle más, si a los civiles o a los uniformados.

No obstante hay excepciones, aún existen oficiales honestos y policías correctos que son dignos de admirar porque, a pesar de convivir en este ambiente de voracidad y corrupción, no se han contaminado.

Es urgente una depuración completa con acompañamiento internacional desde el más bajo rango hasta los más altos jerarcas, haciendo los cambios necesarios inmediatos y las reformas institucionales pertinentes, con medidas y acciones profundas e inmediatas.

Sumado a esto, es importante que la población tenga acceso directo a presentar las denuncias sin temor contra los miembros de la policía que incurran en delitos, ante una unidad conformada para tal fin integrada por personas integras y transparentes, garantizando discrecionalidad y garantía para el denunciante y su familia.

No olvidemos que el compromiso es de todos y que unidos podemos librar la batalla y salvar al país de las garras del crimen organizado y de la delincuencia.

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