Editorial

Una estrategia sostenida

La masiva migración de hondureños y centroamericanos hacia los Estados Unidos que ha conmovido a las sociedades de la región en las últimas semanas tiene a los gobiernos planteándose soluciones de emergencia para atender las necesidades de sus ciudadanos.

En Honduras se han anunciado una serie de planes, proyectos, nuevas leyes y reformas a otras ya existentes para impulsar la inversión y, con ello, la generación de empleo, que tanto demandan los hondureños y hondureñas que caminan rumbo a los Estados Unidos, sin importar los riesgos que ello conlleva. Se aplaude que desde el gobierno se busquen respuestas inmediatas a esa problemática, pero queda claro que eso no es suficiente; que el país requiere de una política integral para la atención del tema de los migrantes; una política en la que no se vean como los enviadores de las remesas que al final de su triste travesía terminan siendo el sustento de la economía del país que los expulsó por no haberles dado las oportunidades que demandaban para mejorar sus condiciones de vida. Cada país define sus políticas migratorias en base a sus propias necesidades. Por ejemplo, Canadá, uno de los países del mundo con una baja densidad poblacional, tiene una política encaminada a atraer, de manera ordenada y regulada, a migrantes que quieran radicarse en su territorio. En otros, como en los Estados Unidos, estas políticas son más restrictivas, por lo que los requisitos de ingreso y de permanencia en su territorio son más exigentes. En Honduras, que no cuenta con una política definida en este campo, debe comenzarse urgentemente a delinear la misma. Son de sobra conocidas las causas por las cuales su población migra, están allí, evidenciadas en las expresiones de esos ciudadanos que caminan solos, o junto a sus familias, hacia los Estados Unidos, sin importar los vejámenes de los que están siendo objeto en su travesía, y las políticas de Estado en materia migratoria deben girar alrededor de las mismas. Políticas y legislaciones que ataquen de frente las causas de la migración, pero que a la vez garanticen el libre tránsito humano y los protejan de los aspectos negativos que conlleva la migración internacional.