En 1987, la ONU estableció el 26 de junio como el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas.
Honduras es uno de los países que más padece las consecuencias de un flagelo que ha venido a recrudecer la violencia, elevando los índices de homicidios e infiltrándose en las mismas instituciones del Estado, poniendo en riesgo la institucionalidad.
Sin embargo, detrás del narcotráfico están también las víctimas de la adicción, hogares y vidas destruidos por el consumo de las drogas. Se trata de una amenaza que está latente, que acecha sobre todo a niños y jóvenes.
Según datos del Instituto para la Prevención del Alcoholismo, Drogadicción y Farmacodependencia (Ihadfa), el consumo de drogas en menores, incluido el alcohol, está comenzando entre los 8 y 12 años de edad. Y es un problema que afecta tanto a niños de la calle como a quienes crecen en el seno de familias pudientes.
Pero el riesgo, cuando se trata de drogas, no solo estriba en las ilegales, sino también en las recreativas, como el alcohol, y las de prescripción médica.
Estudios del Ihadfa han revelado, para el caso, el consumo de drogas en estudiantes universitarios para mejorar su rendimiento académico.
Estamos pues ante un problema que requiere de políticas de prevención y control de parte del Estado. Igual, es necesario fortalecer las instituciones que trabajan en la prevención y en el tratamiento del consumo de drogas.
Este año, el lema de las Naciones Unidas es “Escucha primero”, como primer paso para ayudar a niños y jóvenes a crecer sanos y seguros, y aquí el rol de los hogares es crucial.
Vemos entonces que la lucha contra las drogas debe ser integral, previniendo su consumo dentro de las familias, colegios y otros lugares de influencia, y combatiendo a los grupos que se dedican a su distribución.
En ese sentido, justo es reconocer la lucha que el gobierno ha librado contra los carteles de la droga en Honduras, cuyos cabecillas han sido extraditados y más están en lista de espera.
Sabemos que aún hay mucho por hacer, el submundo del narcotráfico tiene ramificaciones insondables y el gran reto es llegar hasta el fondo.