Editorial

Los niños en situación de calle

Una de las manifestaciones más crueles de la pobreza es la representada por los niños y niñas que deambulan por las calles de las principales ciudades del país en busca de dinero o alimentos para sobrevivir.

Las cifras son alarmantes. Según un reporte del Observatorio de los Derechos de los Niños, Niñas y Jóvenes en Honduras del organismo privado Casa Alianza, solo en el municipio del Distrito Central hay entre 5,000 y 8,000 menores que viven en situación de calle.

Son niños, niñas y jóvenes expuestos a todo tipo de riesgos, en extrema vulnerabilidad. No tienen un techo donde vivir dignamente ni acceso a los servicios básicos; no tienen acceso a comida, no van a la escuela, no tienen acceso a los servicios de salud.

Están desprotegidos por sus familias y el Estado, a expensas de las bandas delincuenciales, sicarios, narcotraficantes y redes de trata. “Son menores que están expuestos a ser víctimas de abuso sexual, maltrato físico o son reclutados por las maras y pandillas”, dicen expertos.

Pero lo más grave a lo que se enfrentan es a la indiferencia de la sociedad, de las autoridades, que parecen haberse acostumbrado a verlos en las calles y avenidas de las grandes ciudades demandando apoyo para sobrevivir.

Un análisis de datos oficiales realizado por periodistas de EL HERALDO concluye que en la capital hondureña “existe una ruta de mendicidad, indigencia y sufrimiento infantil compuesta por 18 zonas, en las cuales estos niños se han establecido para trabajar, vivir o pedir dinero”.

La información es poder, y esta información ya está en manos de las autoridades, que están obligadas a impulsar políticas integrales para trabajar en su protección. Las acciones no deben esperar, la indiferencia no puede seguir prevaleciendo; hay que abrir para ellos caminos de esperanza