Editorial

La tragedia de Los Caraos y El Carmen

Sí, una tragedia es la que se vive desde el fin de semana en varias comunidades del departamento de Cortés, donde casi una docena de hombres fallecieron tras ingerir alcohol adulterado en una cantina de la zona. Muchos otros, según los informes, están graves.

Dominó se llama “el guaro de la muerte”, la bebida que ha causado luto y dolor a la tranquila comunidad de Los Caraos, de Choloma, y en el sector de El Carmen en San Pedro Sula.

Lo sucedido ha puesto una vez más sobre la mesa el tema de la adulteración de este tipo de bebidas, una práctica nada nueva y extendida, más bien, a otro tipo de alimentos, de medicamentos, pesos y medidas, ante la negligencia de las autoridades sanitarias que hacen muy poco para frenar estos delitos en contra de la salud, la economía y la vida del pueblo hondureño, pero principalmente de los segmentos más pobres de la sociedad.

Este crimen debería movilizar no solo a las autoridades policiales y de investigación, sino también a las sanitarias para dar con los responsables de estas acciones inhumanas y frenar de una vez por todas a las personas inescrupulosas, que no les importa poner en peligro la vida de otros seres humanos.

Las autoridades están obligadas a investigar, identificar y cerrar las casas falsificadoras del guaro Dominó, en este caso, pero igual de otros productos de consumo, y acusar a los responsables en los tribunales competentes para que paguen por sus delitos.

Los y las hondureñas esperan desde hace mucho tiempo acciones concretas de sus autoridades encaminadas a protegerlos de estos delincuentes, y reclaman acciones que pongan fin a la avaricia de quienes no tienen el mínimo respeto por la vida de los demás, con tal de llevarse unos cuantos pesos más a sus bolsillos. Estos abusos deben parar. El gobierno está obligado a hacer imperar el respeto a las leyes y, con ello, a los consumidores