Editorial

El salario de los diputados suplentes

Ser diputado suplente en Honduras está resultando ser un buen negocio para muchos políticos, ya que según las disposiciones vigentes en la actual administración del Congreso Nacional, estos “padres de la patria” perciben salarios mensuales de 45,000 lempiras, por el tan solo hecho de haber sido incorporados a ese poder del Estado, aunque ello no implique su presencia y participación en las sesiones y actividades oficiales de ese poder del Estado.

De ser así, el número de butacas en el hemiciclo no alcanzaría para los 128 diputados propietarios y los 100 suplentes que actualmente forman parte de las planillas de pago de personal de ese poder.

Resulta que hasta hace unos años, quienes tenían el “privilegio” de ser incorporados a la Cámara eran los más cercanos a los círculos del poder, y a ellos se les pagaba en base al número de sesiones en las que había participado.

Pero las reglas del juego han cambiado con el paso del tiempo y de los intereses políticos de quienes administran el Poder Legislativo. Son ellos, quienes bajo acuerdos particulares con los grupos de oposición deciden quiénes se incorporan y quiénes no.

“Eso ha llegado a convertirse en un tema crítico, es un arma que los que están arriba (en la junta directiva) utilizan para negociar con los de abajo”, comentan algunos conocedores del tema.

Y hay que dejar claro que nadie está en desacuerdo que se le pague a quien trabaja, y que se le pague lo que se merece, pero eso de pagar hasta por no trabajar, no es congruente con la realidad de un país pobre, altamente endeudado, y que al mismo tiempo ve con recelo la actividad de sus representantes en el Poder Legislativo.

El presidente del Legislativo está en la obligación de regular el tema de los salarios de los diputados suplentes; él debe tener en cuenta que los presupuestos que se gasta el Congreso son dineros de un pueblo con un sinfín de necesidades, y que por ende esos dineros deben ser cuidadosamente utilizados.