Editorial

¿Cerrarán Banadesa?

odo apunta a que así será y que a la institución bancaria creada en 1950 bajo el nombre de Banco Nacional de Fomento de Honduras (Banafom), con el fin de fomentar el desarrollo en el país y dar acceso a los créditos para empresarios y pecuarios del sector agrícola, ganadero y otros, le quedan pocos meses de vida.

Las medidas de emergencia que se anunciaron hace algunos meses para reactivar el banco no han sido ejecutadas, sus finanzas están en rojo y la millonaria deuda de sus acreedores no se recuperará.

Banadesa es el fiel ejemplo de la mala administración y la politización de la que han sido sometidas históricamente muchas instituciones públicas que, en sus tiempos de gloria, fueron la gallina de los huevos de oro de los inquilinos del gobierno, sin importar los colores de la bandera que los llevó al poder.

Hoy, que su situación financiera es precaria, el camino más fácil de seguir es el de
su cierre definitivo.

EL HERALDO informó en su edición de ayer que la comisión integrada para conocer la situación real del banco está recomendando “cerrar Banadesa por culpa de la ingerencia política”, lo que no tiene “nada que ver con el sector agrícola”, dijo Dulio Medina.

Y así ha sido tradicionalmente. El banco financió, y más tarde condonó, millonarios préstamos a grandes y pequeños agricultores y ganaderos, empresarios muchos de ellos líderes de los grupos políticos que han ostentado el poder.

Los diputados que tienen en sus manos conocer y decidir el futuro del banco deben analizar y buscar caminos para garantizar que los dineros que se le deben a Banadesa, y que son del pueblo hondureño, serán recuperados, sin olvidar proteger el derecho de los depositantes, preservar el valor de los activos, y asegurar la continuidad de la institución financiera, que históricamente ha sido el único brazo financiero del sector agrícola.