Opinión

Deudas, usos y formas de pago

En los tiempos actuales las deudas son infaltables para los individuos y las colectividades. Pero hay dos puntos claves en esto: el uso que se les da y la forma en que se pagan.

Obviamente, si el endeudamiento es para inversión con toda seguridad el pago no será ningún inconveniente ya que, o se obtiene de la ganancia o -en el caso de la inversión social de los gobiernos- se cubre mediante presupuestos asignados.

Ahora, si las deudas del gobierno son para despilfarrar, para politiquear, parar tirar los recursos públicos al saco roto del populismo o la corrupción; si para colmo, los montos de esas deudas exceden la capacidad de pago del erario, entonces las cosas andan mal porque se trata de endeudar al país sin ningún beneficio social y empeorar sus dificultades económicas.

En el caso de Honduras la situación es todavía peor, ya que hace menos de una década que después de caer en la lista de los países más pobres y endeudados la comunidad internacional nos condonó la deuda externa (unos 4,000 millones de dólares) para que con los recursos que se dejaran de pagar se iniciara una lucha frontal contra la pobreza.

Actualmente el índice de pobreza es igual o peor que entonces y la deuda está creciendo de forma alarmante, más todavía la deuda interna que es más cara e intensificadora de los conflictos sociales, como lo demuestran los daños a los más necesitados causados por la incapacidad del gobierno para pagar en tiempo y forma sus compromisos salariales con los empleados públicos y con instituciones de previsión y otras.

Por si esto fuera poco, en vez de disminuir gastos superfluos y el populismo paternalista de los bonos, el gobierno ha descubierto una forma fácil de salir de las deudas: vender bienes del Estado.

Eso significa disminuir el patrimonio nacional, lo que a su vez representa un despojo para las futuras generaciones que solo podría ser aceptado si fuera para invertir, no para pagar lo malgastado.

¿Por qué ni siquiera se intenta recuperar el dinero mal gastado, demandando a los despilfarradores o a los corruptos que hicieron fiesta con lo ajeno? ¿Por qué el gobierno no busca antes un equilibrio entre los ingresos y los egresos y en vez de eso año a año eleva el presupuesto nacional sin cumplir siquiera con los planes de recaudación fiscal?

Claro que el endeudamiento es una herramienta indispensable para invertir, para mejorar o para atender emergencias, pero no para despilfarrar.

Y, claro que hay que pagar, pero no despojando a las futuras generaciones de los bienes que hereditariamente les corresponden.

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