Opinión

Cuenta del Milenio

Por segundo año consecutivo, Honduras no logró aprobar los criterios y condiciones establecidos por el gobierno de Estados Unidos para acceder plenamente al programa Cuenta del Milenio.

Esta vez, sin embargo, el país fue puesto en el programa Umbral. Con este programa Honduras tendrá acceso a entre dos y 20 millones de dólares a lo largo del próximo año para recuperarse en tres áreas clave: transparencia, derechos humanos y libertad económica.

Con anterioridad, durante la gestión de Manuel Zelaya Rosales (2007, 2008, 2009) ya nuestro país había resultado aplazado en la evaluación en aquel entonces realizada.

Hoy, los motivos para no haber calificado a la segunda fase son los mismos de ayer: la incapacidad para avanzar en la lucha efectiva contra la corrupción e impunidad, para proteger adecuadamente la observancia de los derechos humanos, insuficiente libertad económica ante la existencia de monopolios y oligopolios que impiden la libre competencia y ausencia de una adecuada investigación y combate al crimen organizado.

Las declaraciones formuladas por el presidente Lobo en torno a la no elegibilidad no son valederas, partiendo del hecho de que continúan vigentes severas limitantes en las áreas reprobadas, evidenciadas dramáticamente en el clima de inseguridad ciudadana y jurídica prevalente -nada atractivo para la inversión local y foránea-, que incluye la violencia oficial y privada en contra de al menos 17 periodistas en los dos últimos años, los conflictos agrarios -especial pero no exclusivamente- en el Bajo Aguán y las limitaciones en la impartición de justicia.

En lo que sí están acertados sus comentarios es en lo referente a la necesidad de establecer relaciones financieras y comerciales con múltiples naciones, a fin de no depender exclusivamente de una única fuente de financiamiento, siempre y cuando no existan de por medio implicaciones políticas de trasfondo que aten a Honduras a intereses ajenos a los nuestros o comprometan la soberanía y autodeterminación nacionales.

Será entonces hasta finales de 2012 cuando nuevamente la actual administración se someterá a otra evaluación, esperándose que en el curso de los próximos 12 meses se logre encontrar -y aplicar- suficiente voluntad política y sentido de urgencia para hacer frente a esos formidables desafíos que están estrangulando tanto a la población como a la economía.

La oportunidad de finalmente acceder a los fondos adicionales sigue vigente, y no debe ni puede ser desaprovechada: nuestras carencias son tantas y de tal magnitud que mal haríamos en no poner nuestros mejores esfuerzos y talentos para, cuando menos, transitar por la ruta que nos permita dejar atrás las carencias y deformaciones que nos oprimen e imposibilitan tanto el desarrollo humano como el económico.

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