Honduras enfrenta una grave crisis ecológica por la deforestación ocasionada por la agricultura migratoria, fenómeno que no es independiente del problema de la concentración agraria, y el acaparamiento de territorios, también hay deforestación para sembrar pastizales, el monocultivo, los incendios forestales y por el grave problema del gorgojo descortezador que no está desligado del fenómeno del calentamiento global. La importancia del bosque es incalculable, sirve para regular el clima y las precipitaciones pluviales, evita la caída fuerte de las lluvias sobre los suelos y por ende la erosión, la hojarasca de los bosques mantiene la humedad y evita el lavado de los terrenos. Sin embargo la conciencia ecológica todavía no cala en la población, ni en los que tienen poder de decisión. El cortoplacismo privilegia la entrada de divisas por exportación de madera, sin considerar el costo ambiental y social. No se toma en cuenta el valor medicinal y alimenticio del bosque, el agua fresca, la biodiversidad, el aire puro y la belleza de las montañas que podrían servir para fomentar el turismo ecológico o de montaña.
De ahí que cuidar, rehabilitar y conservar el bosque es tarea urgente. El curriculum educativo debe incluir como eje transversal el cuidado del medio ambiente y la cultura ecológica. Evitar prácticas agrícolas que no van en armonía con el bosque, fomentando el cultivo de montaña, los frutos de altura, el cardamomo, la pimienta y todo rubro que corresponda a las características agroecológicas de la zona y vaya de acuerdo a la clase y tipo de suelo. Evitar el corte ilegal de madera y cumplir con la reforestación múltiple por cada árbol cortado. Además diseñar e implementar efectivos planes de manejo, para no cortar los árboles jóvenes, los que no tienen el diámetro adecuado y los que son semilleros que garanticen la regeneración del bosque. Todo esto requiere de una supervisión adecuada de manera transparente. La lucha de los indígenas y los campesinos no es una lucha egoísta, es por el bien de la humanidad, la población de las ciudades no termina de intoxicarse gracias al cuidado de los bosques y las áreas selváticas que le dan los pueblos originarios. Países iguales o más pequeños que Honduras desde el punto de vista territorial han tomado medidas de carácter ecológico desde hace muchos años y hoy gozan de una diversidad biológica y un entorno agradable. En tanto que en Honduras todavía estamos sin definir una clara política de protección de los recursos naturales.
*Economista y profesor de la UNAH