Columnistas

¿Por qué fue destruido el Pac?

Hay fuerzas económicas y políticas que sintieron un inminente peligro sobre sus cabezas.

Cuando el ingeniero Salvador Nasralla decidió participar en política, apareció para muchos jóvenes y adultos indecisos, y, sobre todo, para los incrédulos de los políticos de patio, una luz al final del túnel, puesto que a don Salvador, a pesar de ser criticado por sus a veces infortunadas participaciones en los medios, le podrán tachar sus arrebatos, mas no cuestionar su honestidad.

Observé cómo, desde los círculos de poder, económicos, políticos y religiosos, emprendieron una constante e invariable embestida, golpearle en los tobillos para ablandar su posición anticorrupción y anticontinuista.

Se miraba venir una andanada de ataques, no solo de sus adversarios políticos, sino desde algunos medios de comunicación, donde periodistas descalificaban en cada opinión editorial y en cada artículo periodístico la figura del señor de la televisión. Las aves de rapiña son del mismo plumaje y viajan juntas.

Evidentemente se orquestaba la más vil de las acciones, permear el Partido Anticorrupción, quitarlo de la palestra, debilitándolo e infiltrándolo con gente afín a los intereses del establishment hondureño, dado que no solo representaba un riesgo eventual que de llegar al poder, sin atisbos ni miramientos, emprendería una cacería de los corruptos, de las aves negras de este país, sino que conllevaba el arrastre de jóvenes, que habían olvidado aquel mito de que si su padre y su abuelo eran color amarillo, ellos también serían amarillos; los jóvenes, inclusive los adultos, están decepcionados de los hombres de colores; su voto, aunque otros quieran pintarlo, existe la probabilidad en un 70% que sea incoloro, ¿qué más da?

Hay entusiasmo en las filas de la Alianza, sin embargo, la crítica no cesa y los sectores que promovieron la destrucción del Pac continúan descalificando al Ing. Nasralla, miran la coalición con recelo, dado que atrás de uno de los partidos, las influencias de la línea socialista, con sus nexos en Venezuela, Cuba y Nicaragua, hacen que aquella luz al final del túnel que veían en Nasralla pueda ser solo una estrella fugaz, y que detrás de ella, fuerzas oscuras aparezcan, no obstante que su candidato, en una demarcación provocada, ha expresado que la ideología no es un factor común entre ellos.

Lástima da cómo desde el poder económico, político y religioso destruyeron al Pac, un partido que emergió con fuerza, entusiasmo y gallardía, que no se coló ni minó las filas de otro, su minuta doctrinaria no le permitía la utilización de triquiñuelas para destruir instituciones, nació espontáneamente, se ganó la voluntad del joven, del adulto, del anciano, fue una esperanza para los angustiados y desesperados, pero así como brotó, hoy con cálculo y premeditación desde la ventana de un castillo, ha sido derribado, quedó en harapos, y lo más seguro, vulnerable y sujeto al derecho de pernada del señor feudal.