Infelizmente, en Honduras los partidos políticos imponen a placer sus normas electorales, las cuales están por encima de las autoridades del Registro Nacional de las Personas, del Consejo Nacional Electoral y del Tribunal de Justicia Electoral.
Aunque se encuentran normas en materia electoral en la Constitución de la República y en la misma Ley Electoral y de las Organizaciones Políticas, las mismas autoridades del Estado las anulan para burla de la ciudadanía de Honduras. ¿Dónde está aquel modelo electoral de confianza para el electorado y de seguridad y certeza para los actores políticos, permitiendo una construcción democrática y la no imprevisibilidad y la crisis?
¿Dónde están el respeto de las funciones administrativas, técnicas, logísticas; y las jurisdiccionales del Consejo Nacional de Elecciones y del Tribunal de Justicia Electoral, respectivamente?
La ciudadanía con mucho asombro y perplejidad se ha convertido en testigo, viendo la abundante propaganda política de este proceso eleccionario primario a cargos de elección popular, quienes por la Constitución de la República tienen prohibido ser diputados. De manera confrontativa y desprecio hacia el electorado en particular, y de todo el pueblo hondureño en general, vemos cómo secretarios y subsecretarios de Estado, vicepresidentes de la República o designados presidenciales y deudores morosos de la hacienda pública son candidatos a diputados entre otros cargos, prohibiciones establecidas en el Artículo 199 de la Constitución de la República.
En la actualidad se perciben altos niveles de corrupción electoral a lo interno y entre los partidos políticos. Tristeza.
El pueblo hondureño está deseoso porque la corrupción y la impunidad termine; pero parece que este buen legado le será negado. Los políticos comprometidos con el mundo perverso pretenden ganar posiciones de poder y autoridad para seguir evadiendo la justicia, por lo que tener al pueblo hondureño inmerso en un mar de corrupción e impunidad no le importa. Pero este escenario provoca un maremoto nacido de la misma ciudadanía junto al pueblo y justificado para que los políticos junto a su inmundicia desaparezcan y vengan para todos los hondureños tiempos de refrigerio, de paz, felicidad, trabajo y progreso. Prevalezca la justicia. Estamos a horas de celebrar las elecciones internas, el próximo domingo 14 de marzo.
Es bueno que el elector recuerde la vida biográfica de cada candidato y sus malos hechos, sobre todo aquellos que participaron en la expulsión de la Maccih, del caso Pandora, el hurto de los fondos departamentales, el robo descarado de los hospitales móviles, el desfalco del IHSS, la sustracción fondos del presupuesto de la construcción del nuevo hospital de Choluteca, el lavado de activos, la malversación de fondos del Trans-450, la narcoactividad y aquellos que convirtieron a Honduras en narcoestado, y así un largo etc.
Finalmente, recordemos a John F. Kennedy: la ignorancia de un votante en democracia perjudica la seguridad de todos. Queda planteado.