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Lecturas imprescindibles

Leía una viñeta de Mafalda que dice: “Vivir sin leer es peligroso, te obliga a creer en lo que
te digan”. En las pesquisas de mi labor docente me encuentro con frecuencia que la gran mayoría de los jóvenes estudiantes no tienen muy arraigado el hábito de lectura.

No es una buena noticia, los hábitos intelectuales que se desarrollan con esta actividad resultan imprescindibles para resistir a la tendencia a lo banal y superficial de la cultura actual.

Una persona que no lee, que no estudia, resulta presa fácil para la manipulación. Carece de las herramientas para distinguir lo aparente de lo verdadero. Difícilmente contará con el criterio que le permita poner en examen y en sana desconfianza las ideas y valores imperantes.

Se dejará llevar con facilidad por la corriente de la moda y carecerá de una personalidad fuerte que le ayude a hacer frente a lo inconveniente e inadecuado. Estamos bajo la tiranía de las pantallas.

A carencia de libros, nos dejamos llevar sin criterio por lecturas insustanciales y engañosas que muchas veces responden a intereses de unos cuantos.

Si no estamos atentos a filtrar las lecturas es fácil caer en visiones particulares de
la realidad.

El tiempo es limitado, y así como en cierta forma los alimentos que consumimos condicionan nuestra salud, así las lecturas intrascendentes nos condenan a una anemia cultural que condiciona necesariamente nuestra forma de ver la realidad.

“Si tienes mucho tiempo, lee artículos y revistas. Si tienes tiempo, lee libros. Si tienes poco tiempo, lee los libros imprescindibles”. Me decía esta frase un erudito que no entendía que una persona dedicada a una profesión determinada no hubiese leído a los autores imprescindibles y que marcaron el pensamiento fundamental en esa disciplina.

Es fácil caer en las modas y en los autores que por ser “best sellers” nos parece que son de buena calidad.

Tristemente son muchos los autores que cuando los leemos, el menor daño que nos hacen es el de perder el tiempo.

La única forma que tenemos de resistir a la cultura de lo fácil y a los espejismos de una realidad distorsionada es la de pedir consejo para hacernos un plan de lecturas que realmente aporte a nuestra formación cultural.

¿Qué sería deseable que nos aporte un buen libro?

En mi opinión personal deberá ser una obra que nos ponga en sintonía con los valores y problemas humanos de todos los tiempos.

Leer los clásicos nos abre las puertas a un viaje con el que conocemos lugares, situaciones
y personas.

La buena lectura, además de divertirnos y hacernos descansar, nos hace expertos en humanidad, forma nuestro criterio para distinguir lo verdadero de lo falso y nos lleva de lo concreto y transeúnte a las verdades transcendentes del ser humano.