Columnistas

La 'benemérita” Liga Nacional y la DEI

No es nada nuevo que a nadie le gusta pagar impuestos, ni hoy ni ayer ni en los tiempos pretéritos de la humanidad.

Revoluciones que cambiaron el mundo tuvieron su génesis, precisamente, en la protesta contra del pago de tributos a su majestad. La lucha por la independencia de Estados Unidos se originó cuando el rey de Inglaterra le quiso imponer el pago de un tributo a los colonos.

A Jesucristo los fariseos le quisieron tender una trampa preguntándole si era lícito o no pagarle impuestos a César.

¿Por qué me tentáis, hipócritas? les ripostó, y pidió que le trajeran una moneda, y preguntó: “De quién es esta imagen”? De César, le respondieron los politiqueros de aquella época, disfrazados de religiosos. Entonces les dijo: “Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”.

En el Congreso se ha anunciado un proyecto de decreto para exonerar –una palabra que supuestamente ya estaba proscrita– del pago de multas y recargos –y hasta de impuestos– a los “beneméritos” equipos de la Liga Nacional, cuyos directivos, por cierto, nunca le han rendido cuentas ni a la Virgen de Suyapa.

Es probable que haya excesos, como ocurrió con la nueva facturación casi a rajatabla a los pequeños y microempresarios, el 1.5 por ciento a las empresas que producen, y ahora el reverendo Mario Fumero denuncia un sicariato tributario en contra del Proyecto Victoria.

Pero, de allí para allá, justo es reconocer que en Honduras casi nadie paga impuestos. Vergonzoso, para el caso, que en un departamento tan grande y productivo como Olancho –y terruño de dos expresidentes– solo el dos por ciento cumple con esa obligación.

Y ahora los equipos de fútbol y sus jugadores han puesto el grito al cielo, como si se tratase de la Cruz Roja o de los bomberos. Y qué tal cuando la DEI empiece a investigar los clavos de oro que han hecho algunos clubes –y directivos– con la venta de sus estrellas hasta en Europa.

Pagar impuestos, como dice la directora de la DEI, “no es una opción, sino una obligación”.

Lo que hay que exigir es que nadie se los robe y sean devueltos en obras.

*Periodistas