Las redes sociales y los medios de comunicación están llenos de noticias relacionadas con la corrupción porque sociedad civil, sector empresarial, ciudadanos organizados en colectivos de interés común y partidos políticos están definiendo cómo actuar ante la madre de todos los problemas.
La corrupción, casi como el deterioro ambiental del planeta, es un tema de agenda mundial, preocupación de los ciudadanos buenos del mundo que, en una corriente holística, analizan y buscan salidas, definen ideas y amplían acciones para soluciones.
La corrupción es problema moralista y de actitudes personales, intrínseco a la persona corrupta que su proceso de vida pudo ser influenciado desde su misma familia cuando niño y joven hasta cuándo y cómo desempeñó su primer trabajo o fuente de ingreso.
La corrupción es holística como tal porque está determinada por la suma de más actores que desde otros escenarios corrompen y forman un sistema completo comportándose todos del mismo modo. No perdamos la esperanza porque la lucha contra la corrupción va por un buen camino, primero porque hay una influencia muy grande en el país en la lucha contra la corrupción, porque hay representatividad, participación activa de terceros con prestigio que están diagnosticando con base en hechos y promueven plataformas que permitan a otros participar en esta lucha, hay legitimidad y participación.
La lucha contra la corrupción tiene relevancia porque interesa a múltiples audiencias que se conectan preocupados y generan una cultura de valor generando líderes de opinión que multiplican las acciones y abren oportunidades.
El combate a la corrupción se recuerda a diario en un esfuerzo sostenido y permanente desde diferentes ángulos y los medios y las redes están prestos a apoyar para lograr el alcance masivo, y todos sumados dan resonancia a esta lucha.