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Excentricidades del presidente en Celac

Recién ha participado el presidente de la República, Juan Orlando Hernández en la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), realizada en México el 18 de septiembre. Desde su fundación, en el 2010, aunque no se ha reconocido oficialmente por el organismo, surgió por los vacíos dejados por la Organización de Estados Americanos (OEA), que no ha sabido conjugar los intereses comunes de las naciones del continente, con los enfoques ideológicos de cada una de las naciones que la integran; por el contrario, la OEA se ha convertido y profundizado, con su actual secretario General Luis Almagro, en un factor de desestabilización y en correa de transmisión de la política de Estados Unidos hacia la región.

Para el evento estaba propuesta una agenda amplia en torno a problemas puntuales por los que atraviesan los países participantes. Uno de los puntos a discutir fue el relacionado con la pandemia del Covid-19, el cambio climático, la crisis financiera y la búsqueda de la integración de las naciones participantes.

A cada asistente se le asignó un tiempo para que expusiera su punto de vista sobre los temas de la agenda. Los presidentes que más se salieron de la agenda fue el de Uruguay, Luis Lacalle Pou, quien ocupó el espacio para hacer una defensa a ultranza de la OEA y a fustigar a los presidentes de Cuba, Nicaragua y Venezuela, obvió los temas propuestos para el debate. Lastima por Uruguay, un país con una larga tradición cultural y admirado por los avances sociales en educación, salud y otros servicios públicos.

En el caso de Honduras, su presidente Juan Orlando Hernández, hizo una exposición fuera de tiempo y espacio. Lo que expuso, fue un relato orientado a la defensa personal en el tema de las drogas, sin hacer valoraciones de fondo; señalando, por ejemplo, el problema de los estupefacientes como un asunto global, que involucra a productores, distribuidores y consumidores y que, además, constituye una amenaza a la estabilidad de los gobiernos y un peligro a la paz de las naciones.

Los críticos han señalado que el documento leído por JOH, era propio para darlo a conocer en un evento en cual las drogas fuera el único tema. Cuando un problema es abordado fuera de contexto, en vez de surtir los efectos deseados, tiene efectos contrarios. Ahora los delegados a la VI Cumbre, se preguntarán por las motivaciones que tuvo el presidente Hernández para dedicarle la mayor parte del tiempo que duró su discurso al tema ya señalado.

Todos los participantes fueron muy cautos en el apego a la normativa del evento. El presidente hondureño no respetó el tiempo establecido para cada orador, tanto que, la mesa que presidía el acto se vio obligada a llamarle la atención.

Lo que la nación hondureña refleja en el exterior, solo es la expresión de lo que ocurre en la sociedad. Este gobierno terminará su periodo, dejando una estela de dolor, frustración y una mayor descomposición institucional que amenaza la existencia de la República. Sus relatos finales, son los intentos de explicar, lo que no se puede explicar razonablemente.