Puede que para nadie sea desconocido que conducir o caminar en Tegucigalpa es caótico, y las razones son varias, entre ellas la irracionalidad de algunas personas que conducen en la ciudad y también, por qué no decirlo, la de algunos peatones.
Aunque no soy experto, pienso que “el diseño” y la topografía de esta urbe también hace que sea más complejo transitarla. Hace poco escuché en YouTube a una pareja de viajeros que visitaron Tegucigalpa que no recordaban una ciudad en la que las personas usaran tanto la bocina, y eso que ellos han recorrido más o menos medio continente. Ni hablar del tráfico, pero ese es otro tema, ya ampliamente tratado (aunque no por ello agotado).
Sé también que cualquier persona que vaya a tramitar su permiso de conducir se somete a una prueba teórica y otra práctica. Digamos que en teoría todos y todas tenemos claras las reglas, pero ¿es realmente así? Por supuesto que es responsabilidad ciudadana conocer la manera correcta de conducirse y saber interpretar las señales para respetarlas, pero es muy probable que más de alguno no las tenga claras y si le suma que a otros poco les importa, el resultado es caos. Creo que hay personas que ni siquiera saben que están cometiendo una infracción.
Mi opinión es que debería hacerse una campaña fuerte, masiva (sin pasar por alto ningún medio de comunicación) y, me atrevería a decir, memorable, que se encargue de recordar detalles clave para conducir por la ciudad. Y no solo a los conductores, a los peatones también. Sé que ha habido esfuerzos, por supuesto, pero es que se ven tantas incorrecciones en la calle que es inevitable pensar que probablemente no ha calado suficiente en las personas que tienen la responsabilidad de conducir un automóvil o una motocicleta.
Y aunque todas y cada una de las personas tuvieran clarísimo hasta el último detalle, y simplemente se trate de la cultura del “no me importa”, es posible que el constante recordatorio a través de diferentes medios evoque en ellos y ellas un mejor comportamiento vial.
Soy del pensar que una campaña de propaganda memorable es capaz de cambiar la conducta de las personas, a pesar de que tengan años de malos hábitos al conducir. Pienso que en esa hipotética campaña lo primero que se debería tratar de modificar es la actitud de las personas al volante y luego recordar constantemente lo esencial (y lo no tan esencial) para conducir de manera correcta, la forma adecuada de transitar algunos puntos icónicos de la ciudad, un tutorial, digamos. Incluso sería una buena instrucción para las
personas que apenas comienzan a manejar, como decimos en Honduras.
Creo que ningún esfuerzo es mucho para que entre cada uno de nosotros y nosotras construyamos una gran ciudad, una que nos merezca y merezcamos, una ciudad que más que sus calles, sus barrios y sus plazas sea un lugar simbólico que construimos con nuestras acciones cotidianas. Es lo que se llamaría el alma de la ciudad. Y claro, hablo de Tegucigalpa porque es lo que veo, vivo y sufro diariamente, pero estoy casi seguro de que algunas otras ciudades de considerable tamaño vivirán sus propios dramas, que aunque no iguales, son parecidos.
Por lo pronto, recuerde que podemos ser nosotros los que demos el primer paso y transitemos de una manera más amigable por esta nuestra ciudad.