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Caminos rurales: su importancia

n principio, los caminos son para servir al ciudadano en particular y a la comunidad en general; resuelven, salvo algunas excepciones, necesidades de comunicación y no de tránsito. Los caminos rurales son bienes de dominio público nacional y de aprovechamiento común que facilitan la comunicación y el intercambio de productos, la integración territorial o de orden político; son los caminos de penetración, secundarios y terciarios que unen las poblaciones más pequeñas y menos desarrolladas de los municipios en todo el país. Normalmente no son pavimentados o tienen una capa delgada de asfalto.

Las funciones de la Administración pública con respecto a estos caminos rurales pueden reducirse a tres: construirlos, darles mantenimiento apropiado y permanente para conservar su uso óptimo y repararlos o reconstruirlos cuando las circunstancias lo requieran.

Estos caminos pueden permitir a los pequeños poblados tener acceso a las principales vías nacionales y locales de comunicación, dotando a la economía de la República las aportaciones de sus productos regionales y transformando a esas regiones aisladas en centros de consumo de los artículos agrícolas e industriales. Una región aislada cercana a la frontera puede caer bajo la influencia económica y cultural del país vecino y perder sus costumbres si no se encuentra ligada al resto del país por medio de caminos, aunque estos caminos se limiten a cumplir solamente una función de comunicación de punto a punto. No pensemos que la inversión en su construcción es injustificada, debemos olvidarnos del costo-beneficio, pues ese camino está cumpliendo una función social invaluable dentro de las rígidas reglas de la economía y seguridad nacional.

Y es que, secularmente, muchos lugares del área rural y fronteriza de nuestro país han adolecido la falta de dichos caminos y en buenas condiciones, lo cual constituye un serio obstáculo para el desarrollo de la agricultura, del comercio, de las artes populares, de la industria, del turismo, de la educación, de la salubridad e higiene y del conocimiento del mismo país, de su desenvolvimiento social, económico y político; privando permanentemente a estos pueblos el derecho de participar de los frutos de la civilización, impidiéndoles el abastecimiento de mercaderías, máquinas y artefactos indispensables para una vida mejor.

Honduras, al igual que otros países, cuenta con un potencial que le puede permitir construir una gran cantidad de esos caminos alimentadores, situación que por diversas circunstancias no se ha aprovechado. Este potencial lo constituyen las brechas o trochas existentes, iniciadas desde la época colonial y la independencia, construidas principalmente con fines de comunicación, comerciales, mineros y agrícolas. Se conservan casi en las mismas condiciones en que fueron realizadas, para dar paso a bestias de carga y carretas siendo susceptibles de acondicionarse con relativo bajo presupuesto para el paso de vehículos automotores.

Nuestro país cuenta en el medio rural con abundante mano de obra, desocupada o subocupada, disponible para la reconstrucción y mantenimiento de esos caminos, que deben ser de dos carriles, aunque por un tiempo tengan escaso tránsito; el empleo indiscriminado de maquinaria agrava el problema de desempleo. Esta solución, tal vez difícil de aceptar, requiere decisiones políticas firmes; en muchos casos parece más bajo el costo empleando intensivamente maquinaria pesada; pero en el análisis de dichos costos no se incluye el factor social y, por lo tanto, la tranquilidad interna del país