Los hondureños vivimos certeros y continuos porrazos en todo. Un deficiente y costoso servicio de energía eléctrica nos tiene de correr. Apagones por todos lados, cobros altísimos en medio de una cacareada “innovación” con burócratas que pregonan ahorro ganando millones. Son tragamonedas nada más, parásitos sinvergüenzas.
Desde los años 90 venimos oyendo que la destartalada Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) urge de cambios sustanciales, desde la reducción de personal excesivo hasta poner un transformador de luz en los miles de postes dañados por los cables o la falta de sostén. Funcionarios y sindicalistas, sin excepción, son responsables del desastre.
Pero los garantes directos del endémico mal en la ENEE son y han sido ciertos “jefes” que nombraron amigos (as) para lograr su lucro personal o de grupo. Hace unos ocho años nos asaltaron dos exmandatarios con el cuento de que el ente estaba en harapos y que no había otra salida que incrementar la tarifa. Como siempre, nos metieron leñazo tras leñazo al bolsillo.
Uno de estos “gobernantes” nos clavó varios aumentos al kilovatio hora. Hoy se la tira como “defensor del pueblo”. Pese a la “ruina” de la empresa, ordenó el alquiler millonario del edificio a una de sus “amigas”. El resto de inmuebles alrededor de la colonia El Trapiche en esta capital es otro botadero de dinero. El sindicato calla, pues también se come la empanada.
En agosto pasado, en un intento por “optimizar” la red de distribución, la tutela nacionalista adjudicó una concesión por siete años a la Empresa Energía Honduras (EEH), de socios colombianos. Acordaron, entre incontables promesas, dar satisfacción a los abonados y recuperar la energía perdida. ¿Y la factura de empresarios morosos?
Nada ha cambiado. Los clientes siguen sufriendo lo caro de la energía, más las firmes y opresivas alzas al recibo mensual. Cortes sistemáticos, alocados y prolongados en ciudades enteras. El cobro, como siempre, al día o con amenaza de demandas judiciales. “Nuestro compromiso con Honduras” reza el lema de EEH, pero imaginamos que con nuestro pisto.
*Periodista
