Columnistas

Ley de consolidación de deudas

A iniciativa del Poder Ejecutivo, el Congreso Nacional ha estado trabajando en la denominada Ley de Consolidación de Deudas para los Trabajadores del Sector Público y Privado, que a su criterio vendrá a representar un gran beneficio para los trabajadores y especialmente para los que se encuentran altamente endeudados.

Como su nombre lo implica, la consolidación de deudas no es más que tomar un préstamo nuevo para con su producto efectuar el pago de todas las demás obligaciones crediticias del solicitante con instituciones financieras, llámese bancos, financieras, cooperativas, casas comerciales, tarjetas de crédito, prestamistas no bancarios, etc.

Para que lo anterior genere los beneficios buscados, la nueva deuda debe tener una tasa de interés menor que la tasa ponderada de todas las obligaciones a consolidar, ser a un plazo suficientemente largo y generar un ahorro en el servicio de la deuda, es decir que la nueva cuota a pagar más los intereses sean inferiores a la sumatoria de las cuotas más intereses que se están pagando sobre los créditos a consolidar.

Si las condiciones anteriores se materializan, entonces el deudor podrá estar menos apretado en su flujo de efectivo. El problema es que este beneficio puede ser de corta duración si los deudores no hacen cambios en el manejo de sus finanzas. Como se dice en términos coloquiales, el que está endeudado hasta el cuello es porque no ha tenido ninguna disciplina en la administración de sus finanzas y por mucho tiempo se ha acostumbrado a gastar más de lo que sus ingresos le permiten.

La experiencia en otros países es que la consolidación de deudas no resuelve el problema de fondo, puesto que las razones por las cuales las personas se endeudan más allá de su capacidad financiera siguen ahí. Y esto puede ser muy peligroso, porque las personas al verse aliviadas de su carga financiera entonces rápidamente vuelven a caer en su círculo vicioso de alto endeudamiento, utilizando sus tarjetas de crédito, creando nuevas necesidades, etc.

Los ingresos de las personas deben dedicarse en forma prioritaria a satisfacer sus necesidades básicas como ser alimentación, alquiler de vivienda, gastos educativos, pago de servicios públicos, e idealmente para ir creando un ahorro que le permita hacer frente a imprevistos futuros, como ser gastos médicos. Es totalmente improcedente estarse endeudando para atender estos gastos básicos que son permanentes y que deben ser cubiertos por el ingreso normal de la persona. El endeudamiento se debe utilizar para crear patrimonio, como ser la compra, ampliación o reparación de una vivienda, muebles para la casa, compra de un vehículo para transportarse al lugar de trabajo, poner un negocio y otros similares.

Sin embargo, la persona siempre debe tener en cuenta su capacidad de pago. Es decir cuál es su ingreso disponible después de atender sus necesidades básicas y que porcentaje de este ingreso puede destinar al servicio de la deuda. Por regla de dedo la persona no debería dedicar más del 45% de su ingreso total para pago de deudas. Esperemos entonces que aparejado al anunciado beneficio de consolidación de deudas, también sea obligatorio educar a los solicitantes sobre disciplina financiera, para que la historia no se repita.